CAPÍTULO XXXVIII: Alan Holt.

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Estoy cansado

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Estoy cansado.

Realmente estoy cansado de muchas cosas, sobre todo aparentar o tener que contenerme cuando lo que realmente quiero es expresarme abiertamente. Durante toda mi vida he tenido que minimizar las emociones y sentimientos, incluso siempre he tenido en mente que no soy apto para amar o ser amado, al menos eso me hicieron creer durante mucho tiempo que llegue a creérmelo.

He idealizado una vida entera bastante solitaria; trabajo y yo.

Pero esos idealismos se quedaron perdidos en algún lugar cuando el niñato caprichoso se negó a firmarme el divorcio porque quería divertirse; suena a un comportamiento egoísta de su parte y lo tengo bastante claro, pero sin ese egoísmo no hubiéramos llegado hasta este punto en el que ni siquiera nos une un documento, pero seguimos juntos. Eso solo significa que nunca nos unió el anillo o el acta de matrimonio, nos unimos gracias a los miles demonios que teníamos detrás impidiéndonos una felicidad. Esos mismos demonios que parecían querernos lejos uno del otro, terminaron acercándonos más de lo debido y he aquí el resultado, ambos acostados en la misma cama sintiéndonos en paz con la compañía mutua y sin tener la necesidad de decir algo.

Solo silencio armónico.

Es irónico; al inicio me fastidiaba demasiado que despertara sobre mí porque me dejaba con un solo de brazo o se sentía muy incómodo, pero cuando volví a dormir solo me sentía realmente extraño no tenerlo a mi lado y ahora me parece raro que no este sobre mi pecho o abrazándome que incluso lo atraigo a mi rodeándolo con mis brazos. Se me ha vuelto necesario despertar con él en mis brazos y es una costumbre que no pretendo perder.

Desperté hace una hora gracias a una llamada informándome de una reunión pendiente y la verdad no pretendo dejar solo a Rey cuando está necesitando de mucho cuidado ahora mismo, así que no dude en cancelarla y como no podía hacerlo Majo accedió a ir en mi nombre. El doctor mencionó que algún efecto secundario después de la operación depende a cada persona, pero lo más frecuente es que algunos olores o comidas le provoquen asco, algo que realmente está sucediendo y que está siendo un problema para tratar su anemia, también que algunos medicamentos lo agotan demasiado que puede dormir todo un día levantándose solo para ir al baño, o también sucede que se duerme en cualquier parte en segundos como si no hubiese dormido en años.

Como ahora, que no parece tener intenciones de despertar.

Suspiro acariciando su cabello mientras descansa su cabeza en mi pecho con su brazo rodeando mi abdomen, tiene los labios ligeramente entreabiertos y su respiración es pausada, paso la yema de mis dedos acariciando algunos de los muchos tatuajes que tiene en su brazo. Rey se mueve apena acomodándose, mete su rostro entre mi hombro y mi cuello haciéndome cosquilla con su respiración, su mano golpea ligeramente mi rostro.

—Lo siento, esposito —balbucea bajito con su voz ronca que apenas logro escucharlo.

—No crees que es momento de levantarse —susurro apartando algunos mechones de su rostro, niega haciendo un puchero afianzando su abrazo confirmándome que no pretende levantarse. Sonrío pasando mi pulgar por su mejilla bajando hasta sus labios—: Venga, arriba.

Hasta que una firma nos separe | EN FÍSICODonde viven las historias. Descúbrelo ahora