DÍAS ANTES.
Resoplo dejándome caer en el asiento libre junto a los demás, el ruido del morral cayendo al piso hizo que algunos voltearan a verme unos segundos. Ari me mira con una ceja arqueada, una clara sentencia de que tendremos una charla luego de clases. Supongo que es porque he llegado dos horas tarde a la universidad sin haberle mencionado que llegaría tarde.
Julio se gira mirándome con los ojos entrecerrados escaneándome el rostro de todos lados y de la nada ríe.
—Pareces muerto —Ari le da un zape en la nuca haciendo que él se voltee de nuevo a su lugar—. ¿Por qué golpeas tan fuerte?
Suelto una pequeña risa levantando la mirada hacia delante, la clase sigue su curso y la verdad siento que estoy más para quedarme dormido que prestar atención. Me acomodo en el asiento acostando mi cabeza entre mis brazos, gracias a la espalda de Julio la profesora no podía verme quedándome dormido en medio de su clase. Sin embargo, ni siquiera llego a cerrar los ojos cuando siento unas manos en mi cabello y debo levantar la cabeza encontrándome con Lina frente a mi asiento.
—Hola bello durmiente —toma asiento a mi lado.
Suspira acomodándome en el asiento.
—Hola, Lina —ella sonríe extendiéndome lo que parece ser un café o jugo, instantáneamente se me viene a la mente las palabras de Alan pidiéndome que no reciba nada y peor aún si se trata de Carolina. ¿Ese café tendrá algo? Observo el vaso de café con atención y escucho su risa—: ¿Qué?
—¿Por qué miras el café como si fuera veneno?
Probablemente lo sea, lunática.
—Nada.
—¿No lo vas a tomar? Lo traje solo para ti, luces muy cansado —deja el vaso en mis manos mostrándome una sonrisa—. Esta jornada de clases será estresante.
—Gracias, Lina. Pero no tomo café —le doy una sonrisa fingida.
—Pero yo si —Julio me arrebata el café de las manos bebiéndoselo.
Si esa cosa tenía algo, lo sabré gracias a Julio y a su estómago insatisfecho que posee. Nada más espero que no tenga nada malo en el café que pueda hacerle daño, más daño que una diarrea crónica.
Alan me puso un poco paranoico, porque la verdad antes me daba completamente igual lo que esta lunática pudiera hacer conmigo, simplemente prefería ignorar su demencia. Antes tenía claro que no me haría daño por su estúpida obsesión que cuando intente suicidarme creyó que era por su culpa y se fue supuestamente para no lastimarme, y ahora es ella quien está haciendo lo que sea para herirme, ¿con qué fin?
Tengo una clara sospecha; celos.
Volvió justo después del alboroto de las redes sociales anunciando que Alan y yo nos casamos. Lógicamente hablando; si su obsesión es conmigo, no debería atacarme y debería hacerlo con Alan, pero prefiero que lo haga conmigo porque se bastante bien cómo lidiar con esta loca, algo que Alan no podría hacer ya que ni siquiera puede combatir con su madre o conmigo.
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Hasta que una firma nos separe | EN FÍSICO
Novela JuvenilUn modelo y un guitarrista aficionado, ebrios en Las Vegas, ¿qué puede salir mal? Jeffrey es invitado a tocar en una de las galas más importantes de la ciudad que asegura dejarle una buena ganancia para su universidad. Alan es invitado por...