Capítulo II: Alan Holt.

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Desde que tengo memoria mi vida ha estado rodeada de cámaras, sesión de fotos, entrevistas y viajes

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Desde que tengo memoria mi vida ha estado rodeada de cámaras, sesión de fotos, entrevistas y viajes. No recuerdo un solo momento en el que estuviera siendo solo un niño, actuando como un niño o tan siquiera actuando como un adolescente normal. Ni siquiera puedo decir que fui a una escuela común y corriente, tuve que pasar clases con maestros que venían a casa porque mi madre no quería que conviviese con los demás de mi edad o podrían perjudicarme y hacerme perder el enfoque de mis metas. Con la única persona que he estado permitido crear lazos amistosos desde la infancia ha sido con Majo y hasta el momento sigue siendo la única persona en la que puedo confiar ciegamente, irónicamente ni siquiera puedo confiar en mis padres. Eso sucede cuando prácticamente te han obligado a madurar y tomar responsabilidades a tan corta edad, ahora resulta sencillo ignorar muchas cosas.

"Las personas importantes deben codearse de personas importantes".

Esas fueron las palabras de mi representante al momento de mencionar que debía asistir con Majo a una de las galas benéficas más importantes del año en nada más que Las Vegas, se supone que debemos dar a relucir nuestra relación mostrándonos frente a las cámaras sonriendo y dándonos afecto. Al principio fue muy difícil tener que besar a quien considero como una hermana solo por fama y algunos seguidores más, pero con una gran comunicación y teniendo bastante claro que ninguno de los dos siente algo por el otro todo marchó bien; podemos estar besándonos en público, pero en privado me usa como su saco de boxeo y me cuenta sobre sus ligues. Aunque debemos tener mucho cuidado con esos ligues ocasionales que en algunas circunstancias nos han costado mucho dinero y problemas.

Desde el punto de vista que doy se podría confirmar que odio esto; odio tener que mentir en público, pero no odio mi trabajo. odio a las personas que están dentro de este círculo que me joden la existencia, pero no odio lo que hago. Odio a la prensa que saca cosas que no tiene nada que ver, pero no odio decir que soy modelo desde que tengo pañales. Aquella gala prometía y me aseguraba que sería algo tranquilo; codearse entre personas importantes, fingir que estamos felices, tomarnos algunas fotos y listo, volveríamos tranquilos a Los Ángeles para seguir con nuestras vidas como si nada hubiese pasado.

No pude estar más jodidamente equivocado.

De todas las cosas que pudieron acontecer en Las Vegas nunca se me paso por la cabeza terminar embriagado hasta la última neurona, despertar en un hotel en el centro de la ciudad con un chaval que durmió en la misma cama que curiosamente resultó ser el guitarrista llamativo de aquella gala, y, sobre todo, no pensé que despertaría teniendo un anillo en el dedo y un acta de matrimonio en manos con dicho guitarrista.

¿Cómo sucedió?

Ese es un misterio que pienso resolver en cuanto recuerde algo de lo sucedido, porque por desgracia no recuerdo el momento exacto en el que nos volvimos a encontrar después que desapareció de la gala. Recuerdo perfectamente que Majo me convenció de divertirnos un poco por nuestra cuenta, los bares "normales" no eran opción porque no nos divertiríamos como se debe y terminamos entrando a un bar que ni siquiera figuraba en el Google Maps. No sé qué demonios fue lo que tomé, pero mi raciocinio se fue al carajo y factura de ese mal momento, nada más y nada menos que: El casamiento.

Hasta que una firma nos separe | EN FÍSICODonde viven las historias. Descúbrelo ahora