Capítulo XIII: Alan Holt.

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Bueno, lo que hice no es considerado un castigo, es más que todo seguirles su juego a medias y probablemente darle a entender otras cosas

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Bueno, lo que hice no es considerado un castigo, es más que todo seguirles su juego a medias y probablemente darle a entender otras cosas. Aunque de algo que estoy completamente seguro es que Park se mostraría nervioso solo en mis alucinaciones, está comprobado que no se pone nervioso y menos conmigo. Es más, puedo asegurar que se divierte conmigo o de mí.

Ahora hay otro problema y es que Majo me vio besándolo mientras lo saca de la habitación; pude deshacerme de Park, pero al segundo apareció ella cuando apenas terminaba de abotonarme la camisa. Empezó a chillar esperando que le explique lo que estaba sucediendo entre nosotros porque ya no estaba entendiendo nada.

Pues ni él entiende.

Preferí dejar el tema ahí y evitar sus preguntas, las cuales ni siquiera sabía cómo responder. También dejo de insistir y al enterarse que saldría con Ari y Park no dudo en sumarse sin ni siquiera preguntar a donde, la cuestión era no quedarse sola y morirse del aburrimiento. Media hora después estamos los cuatro en el auto; Ari y Majo atrás riéndose a carcajadas de algunas anécdotas que le contaba Majo, Park sentado adelante y más específico a mi lado, curiosamente callado concentrado en ver por la ventana y también estando atento a la charla de atrás.

En verdad aún sigue pareciéndome extraño verlo vestido así, especialmente creo que Ari es más extraña porque su estilo original sí que la hace sobresalir en donde vaya y ahora mismo, es como si fuera alguien común.

Su silencio termina cuando carraspea volteando a verme.

—Por cierto, me ha gustado —frunzo el ceño volteando a verlo solo unos segundos para evitar cualquier accidente.

—¿El qué?

—El beso —sonríe—. Me gustó muchísimo, ¿cuándo lo repetimos?

—No puedes estar en silencio más de quince minutos, ¿cierto?

—Puedo estar en silencio solo de una forma, aunque es dependiendo. El silencio depende de que tan bueno seas —arqueo una ceja reprimiendo una sonrisa comprendiendo a que se refiere—. ¿Prefieres a alguien silencioso o ruidoso, esposito?

—Eso habría que descubrirlo —musito.

—Alaaa, ¿es una invitación? —sonríe ampliamente girándose a mí.

—¿Suena como tal? —levanto una ceja.

—Sí.

—Probablemente lo sea.

Niega divertido sin agregarle algo más, con suerte llegamos al destino final según la ubicación que puso Rey. Literalmente frente a nosotros tenemos un hospital enorme, en la parte de arriba lleva el nombre de "Hospital general para niños con cáncer". Estaciono mejor el auto y en cuanto nos detenemos tanto Ari y Park se bajan sin decir una palabra, nosotros solo los seguimos viendo como bajan las cosas que trajeron.

Hasta que una firma nos separe | EN FÍSICODonde viven las historias. Descúbrelo ahora