Hasta que una firma nos separe | EN FÍSICO

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"En medio de la dificultad reside la oportunidad" —Albert Einstein.

En reiteradas ocasiones se ha logrado escuchar decir que las cosas suceden por algo, probablemente es parte del destino prescrito que tienes desde el momento en el que naces. Vale, es verdad que suena maravilloso y digno de una fantasía linda en el que tu destino es dulce y adorable. Entonces, si se trata del destino ¿por qué debe ser tan cruel y despiadado? Es una gran incógnita, una de tantas. Entre esos muchos enigmas se llega al punto en el que pensamos: «¿Quién realmente es cruel? El destino que culpamos constantemente o en realidad los crueles son las personas que están an tu entorno». Evidentemente muchas personas han tenido la dicha de contar con un hogar estable, amistades sanas y un camino limpio; pero, también hay que detenernos a pensar en ese porcentaje que no tiene la misma suerte, esa proporción que no fueron bendecidos con un destino deslumbrante. A quien debemos culpar, ¿las personas o el destino?

El destino solo sigue un camino fijo, pero quienes alteran su curso son las personas: Entonces, sintámonos en todo el derecho de culparlas por lo mal que nos trata la realidad.

Las personas rompen sueños y destruyen esperanzas. Así como se la rompieron a un niño que solo quería ser eso; un niño. Le dieron ilusiones y luego los destrozaron convirtiéndolo en alguien que no quería, lo forzaron a hacer cosas que en ninguna parte del mundo se considerarían humanas. Alan Holt es un sobreviviente, así como muchos niños más que fueron lastimados.

Aquí encajaría perfectamente aquella frase: «Quien hace daño a un niño no debería ser llamado humano».

Si nos quedamos en silencio un instante lograríamos escuchar todos esos gritos silenciosos de almas inocente suplicando por misericordia, aquellos que deberían estar saltando y divirtiéndose; están esperando un rayo de esperanza, ansiando desde lo más profundo de sus corazones que alguien logre escucharlos y los rescates del martirio que están viviendo. Sobre cada niño se debería poner un cartel que dijera: «Tratar con cuidado, contiene sueños».

Todos tenemos que sobrellevar muchas cosas, sobretodo Rey Park tiene que aguantar muchas cosas cada día que sigue ejerciendo su labor que con muchos años de estudio y preparación logró obtener. Desde siempre tuvo claro que el mundo está lleno de individuos basura que disfrutan lastimando a los más inocentes, fue una de las primeras cosas que lo motivo a tomar ese camino del servicio social. Cada día tiene un único objetivo; librar pequeños de las manos opresora de quienes supuestamente son sus padres. Para él no es sencillo tener que encontrarse a niños lastimados, niños que temen cualquier contacto por miedo, niños con la mirada apagada. "Es un infierno en el que debo ser fuerte", es uno de los tantos pensamientos que pasan por su cabeza cuando esta por enfrentarse a otra situación desastrosa. Sin duda alguna debe mostrarse imperturbable, pero eso no quiere decir que no se rompa en pedazos estando lejos de los demás ojos.

Cada año, la mitad de los niños del mundo, alrededor de mil millones de jóvenes, se ven afectados por algún tipo de maltrato físico, sexual o psicológico porque los países no siguen las estrategias establecidas para protegerlos.

Necesitan salvación.

La tensión que recorría su cuerpo desde el momento en el que recibieron la denuncia lo tenía sofocado, impaciente y preocupado. Deja salir un largo y pesado suspiro desde lo más profundo de su garganta en el momento que se bajó del vehículo; observa minuciosamente el vecindario que se encuentra en un silencio y algo precario como maloliente. Examina con cautela la fachada de la casa tomándole una fotografía para el expediente que espera ser llenado, junto a él se posiciona su hermana luciendo impecable y un tanto distraída observando todo el lugar con desconfianza.