1- Dulce

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Pateó con desgano una de las pequeñas piedras que se encontraba en su camino, sabía que no tenía tiempo que perder en estos momentos ya que muy posiblemente iba llegando tarde al colegio, pero más allá de correr u desesperarse, en realidad no le importaba mucho, llegara tarde o no el resultado final siempre sería el mismo; una gran regañada por parte del maestro de turno. No era la alumna preferida de casi ningún maestro, pese a que cumplía con todos los deberes, aún así no conseguía el cariño de ningún maestro, en ocasiones se preguntaba por qué sería aquello, pero al instante se borraba de su mente, no era buena analizando algunas cosas.

Paró de caminar y miró tras ella, no había ninguna otra persona en la calle además de ella, estaba sola en aquel lugar, era el momento ideal para lo que quería hacer.

Levantando su mirada hacia el azul cielo, viendo así que era cubierto por pequeñas nubes de distintas y deformes figuras blancas un tanto grises. Suspiró con tranquilidad cerrando los ojos, le gustaba demasiado hacer aquello, mirar al cielo y llenar sus pulmones de aire, era una sensación tranquilizadora para ella, le causaba paz sin lugar a duda, y ese era el momento exacto para hacerlo, nadie la interrumpiría pese a estar en la calle, ya que nadie estaba viniendo por aquel lugar en ese momento.

Pero contra toda probabilidad de ser interrumpida, sintió un roce en su hombro, haciéndola a un lado de manera brusca, interrumpiendo su relajación por supuesto.

—Maldito Kenchin, me las pagará —fue lo que escuchó decir por alguien que no conocía.

Aún algo confusa miró hacia quien la había empujado, viendo así como un chico de rubia cabellera un tanto larga iba caminando frente a ella, y como no había nadie más no le cabía dudas de que era él quien la había empujado.

Y para su mayor disgusto ni siquiera se había detenido a ofrecer disculpas, seguía caminando como si nada hubiera pasado mientras susurraba maldiciones a algo que llamaba «Kenchin», en su interior se preguntaba si sería alguna raza canina.

—Podrías disculparte, ¿no lo crees? —propuso al ver como al parecer él no habían notado haber chocado con ella, o tal ves simplemente estaba ignorando el hecho. Por supuesto que no lo dejaría así.

Lo vio voltear hacia ella, pero la fémina frunció el entrecejo al ver que llevaba en su boca comida, aunque ahora sabía por que los susurros se escuchaban tan distorsionados.

—Lo eento —fue lo que logró articular debido a su comida.

Su expresión desencajó en confusión al escuchar eso, con lo poco que lo había observado podía predecir que tenían la misma edad, además llevaba un uniforme de secundaria, pero su comportamiento era demasiado infantil.

El pensamiento de que iba llegando tarde volvió a cruzar en ella, ahora llegaría el doble de tarde por quedarse allí.

—Lo que sea —cortó el tema, volviendo a caminar pasando a su lado, no había tiempo para reclamarle que le hubiera empujado interrumpiendo su sesión de relajación.

—¡Espera! —pidió esta vez de manera entendible, ya había terminado su comida —Tu uniforme lo he visto en mi secundaria, eso significa que vamos al mismo lugar.

—Supongo que sí

—¿Donde queda?

—Eh... —estaba totalmente confundida, lo que decía no tenía sentido alguno, pero prefirió por el momento no hacer tantas preguntas —caminas derecho por está calle, giras a la derecha y al terminar giras a la izquierda está vez, allí verás la secundaria.

¿𝘛𝘶́ 𝘛𝘢𝘮𝘣𝘪𝘦́𝘯? ━━━━ 𝘔𝘢𝘯𝘫𝘪𝘳𝘰 𝘚𝘢𝘯𝘰 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora