15- Prueba

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—¿Qué se le puede regalar a una chica? —preguntó el rubio sentado en la cama de Arima mientras comía una galleta.

Volteó a verlo desde su escritorio con una ceja alzada.

—Primero que nada no te atrevas a dejar migajas en mi cama. Y respecto a tu pregunta, no lo sé, depende de cual chica sería.

—Es para Emma, está de cumpleaños mañana.

—Emma... se lo puedo preguntar, somos amigas y hablamos regularmente, pero si te sirve mi opinión salgan a pasar tiempo juntos, le gustará pasar tiempo con su hermano, siempre que la veo cerca de ti está contenta.

—Buena idea, gracias Dulce.

Asintió y volvió a voltear para seguir escribiendo en su cuaderno, hoy había traído mucha tarea y tenía que terminarla primero antes de hacer algo con Manjiro, de todas maneras el estaba allí acompañándola. Ya solo faltaban un par de líneas.

—¿Mikey?

—Ajá —fue lo que logró pronunciar con la boca llena.

—¿Cómo estás?

No volteo hacia él en ningún momento, solo se concentró en las letras y números que iba escribiendo sobre la hoja, mientras el silencio fue consumiendo el ambiente.

—Quiero una respuesta certera —recalcó.

—Estoy bien, mucho mejor que hace unos días.

—Es bueno, me alegra.

Manjiro seguía con el mismo semblante en ocasiones, triste, después de todo lo que había sucedido no cicatrizaría pronto.

—Hoy sucedió algo malo en clases.

—Anda cuéntalo —pidió al ya terminar con su dorayaki.

—Habían unos chicos, eran tres, siempre estaban en el fondo del salón, todos decían que eran propensos a meterse en problemas, uno de ellos, Yamagawa, está desaparecido junto con toda su familia.

—Escuché algo así, un estudiante estaba desaparecido, no sabía que fuera tu compañero.

Arima lo recordaba muy bien, en especial por lo amable que fue con ella cuando le pidió información sobre Vallhara, luego de eso lo había visto un día más la otra mañana, pero luego dejó de asistir a la secundaria, notó su ausencia pero creyó que era normal, tal vez tuvo un resfriado, un problema o simplemente no quiso venir. Hoy habían dicho que toda su familia estaba desaparecida, y que si tenían alguna información sería de utilidad.

—Juegas dardos eh, no lo sabía —dijo Manjiro al verlos sobre su mesilla de noche.

—Era de papá, él dejó de hacerlo y decidí practicar con ello, puedes jugar si quieres.

Enderezó su espalda aún sentado en su cama, agarró uno de los dardos y lo arrojó hacia el tablero que estaba justo frente a él

— ¿Por qué esta justo allí?

—Lo puse frente a mi cama porque a veces no puedo dormir, entonces comienzo a jugar con eso sin necesidad de levantarme de la cama.

—Holgazana.

—Con orgullo.

Ambos rieron mientras él lanzaba otro de ellos hacia el tablero, dando en el borde, lejos del centro.

Había terminado su tarea, ahora tenía tiempo para ir y jugar con él. Dejó sus cuadernos a un lado y fue hasta su cama, subiendo para sentarse a su lado.

—Tu no sabes, déjale esto a una experta—pidió tomando otro dardo.

Hizo un vaivén con ello entre sus dedos y terminó por lanzarlo, dando en la pared.

¿𝘛𝘶́ 𝘛𝘢𝘮𝘣𝘪𝘦́𝘯? ━━━━ 𝘔𝘢𝘯𝘫𝘪𝘳𝘰 𝘚𝘢𝘯𝘰 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora