35- No rendirse

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¿La respiración alguna vez se te cortó? Si alguna vez fue así, sabes lo desagradable y desesperante que es esto.

Porque ahora su respiración se cortaba en su pecho, mientras en su cabeza danzaban todo tipo de ideas que no llegaba a concretar. No tenía idea de cual sería una buena opción, si salir del cuarto o quedarse allí, aunque el instinto le decía que la peor decisión sería quedarse allí ya que estaba en el tercer piso, y escapar por la ventana tampoco era una buena opción.

Corrió hacia la puerta para así abrirla, al final del pasillo veía el ascensor de un lado, de otro lado solo el final del pasillo, pero también lo que indicaba ser una escalera.

¿Esos hombres vendrían por las escaleras o el ascensor?

No lo sabía y tampoco podía pensarlo, su respiración era agitada debido al miedo y los latidos de su propio corazón le resonaban en los oídos impidiéndole escuchar otro tipo de sonido. No pensaba, no calculaba, solo tenía claro que debía huir.

Calculó que los hombres vendrían por el ascensor, así que corrió hacia donde estaban las escaleras, bajando por ellas con rapidez pero al mismo tiempo sin producir ruido. A estas alturas estaba tan agradecida de haber utilizado aquellos cómodos zapatos deportivos, no se imaginaba que sería en estos momentos de ella si se hubiera puesto unos tacones o algún tipo de calzado incómodo.

Las escaleras la llevó al segundo piso, había bajado un piso y posiblemente esos hombres ya habían llegado a su cuarto, necesitaba huir a cualquier costo, no tenía idea de como hacerlo aún pero era lo único que se repetía dentro de sus pensamientos en estos momentos. Debía improvisar, no tenía absolutamente ningún plan.

Pero al mismo tiempo se preguntaba si aquellos hombres estarían en el primer piso, podrían tener más hombres ahi ¿qué pasaba si estaban ahí? ¿Si en realidad había más hombres de los que ella vio? ¿Qué pasaría si la capturaban?

¿Qué pasaría si no podía volver a ver a Manjiro nunca más?

Quería llorar pero no era el momento, corrió de nuevo por el pasillo para bajar por las próximas escaleras, las cuales la llevaron al primer piso, y si tenía suerte podría escapar, una vez que saliera de ese hotel ya estaría a salvo, allí afuera y en la calle podría pedir cualquier tipo de ayuda o esconderse en algún lugar, allí adentro no.

Bajó con la mayor precaución posible, recostándose en la pared, escuchando cualquier tipo de sonido sospechoso que pudiera significar algo.

Todo parecía ir bien, no oía nada, pero aquella tranquilidad fue interrumpida y su corazón dio un vuelco por el sordo sonido de una bala siendo disparada, ella conocía ese sonido a la perfección.

Después escuchó decir por una voz algo aguda:

—Señor la mujer no está aquí, no esta en su cuarto y tampoco en su piso.

—¡Sigan buscando! —gritó —no pudo haber escapado.

No era buena idea en lo absoluto hacerse presente allí, así que retrocedió sus pasos, subiendo de nuevo las escaleras que estaba bajando anteriormente, llegando de nuevo al segundo piso, tal vez podría esconderse allí.

Vio en aquel pasillo un  pequeño cartel frente a una de las habitaciones, cartel el cual indicaba la habitación en la cual se guardaban productos de limpieza, pensó que era el lugar indicado para esconderse al menos por ahora, esperaba que la puerta no estuviera cerrada con llave.

Intentó abrir la puerta y para su mala suerte sí estaba cerrada con llave. Su desesperación no la dejaba pensar con claridad, pero a estas alturas ya se había dado cuenta de que no podría huir de esa manera.

¿𝘛𝘶́ 𝘛𝘢𝘮𝘣𝘪𝘦́𝘯? ━━━━ 𝘔𝘢𝘯𝘫𝘪𝘳𝘰 𝘚𝘢𝘯𝘰 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora