3- Atardecer canela

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Se dio una vista al espejo y le gustó como se veía aquella ropa en ella, unos pantalones cafés no muy holgados pero tampoco muy ajustados junto con una blusa blanca sin mangas que iba dentro del pantalón, en sus pies unas sandalias negras mientras su cabello iba igual de suelto que siempre. Se sentía lista, así que dejó de mirar hacia el espejo y mejor caminó dirigiéndose a la puerta de su cuarto, salió y bajó las escaleras, siguió hasta la cocina ya que sabía que allí estaba su madre, al ser sábado tenía el día libre. La vio allí al parecer preparándose un té.

—¿Recuerdas lo que dije en la mañana, mamá? —preguntó.

—Creo que fue que querías salir, ¿no?

—Sí, así es. Una chica de mi salón me invitó, al parecer conseguiré una amiga en ella, es por eso que estoy tan entusiasmada en ir —sonrió — ¿puedo?

—Claro, ve, pero recuerda regresar antes de que sea de noche, de otra manera estarás en problemas

Asintió —Está bien, nos vemos después.

Caminó hacia la puerta para salir, pero antes de girar el picaporte volvió a correr hacia la cocina y dejar un beso en la mejilla de su madre.

—Gracias mamá.

Antes de esperar su respuesta corrió nuevamente a la puerta y esta vez sí salió fuera de la casa. Siguió caminando hasta las dos calles que tenían como condición, mientras tomaba su móvil para enviar un mensaje a Manjiro, diciendo que ya había salido de casa. Esperó allí por unos minutos y finalmente escuchó el sonido de su motocicleta acercándose.

Paró cerca de ella y sonrió para después preguntar:

—¿Que dijiste para salir?

Era una curiosidad que tenía ya que la había invitado a salir en la mañana, pero ella respondió con un mensaje que decía: «Puede que no me dejen», sin embargo ahora estaba allí.

—Mentí, dije que una chica de mi salón me había invitado a salir ya que quería ser mi amiga —no perdió tiempo mientras decía esto y subió sobre la motocicleta, sujetándose como siempre de él.

—Tu mentira no fue bien planeada, imagina que mañana te digan que la traigas a tu casa porque quieren conocerla, ¿que harás?

—Nada, volveré a mentir diciendo que no puede porque tendrá unas vacaciones en la playa con su familia, si en el futuro vuelven a preguntar digo que no nos entendimos y al final no nos hicimos amigas.

—¿Mientes con tanta facilidad? —volteó a mirarla.

—Depende, si la causa es justa lo hago.

—¿Estar conmigo es una causa justa?

—Totalmente —sonrió.

El chico volvió a mirar hacia el frente para después sonreír —Entonces hagamos que tu mentira valga completamente la pena.

Lo próximo que se escuchó fue el sonido del motor mientras se alejaban por el camino, en ese momento por primera vez se aferró por completo a él, no sólo sujetándose de su camiseta, y no lo hizo por que sintiera que caería, si bien hoy había ido a una velocidad mayor que las veces anteriores, tampoco era tanta como para caer, aún así quería aferrarse a él en ese momento, se sentía extrañamente contenta y cómoda al lado de Manjiro.

Disfrutaba el apoyar su mentón en su hombro y de esa manera poder tener la misma vista que el chico, era divertido ver todo desde allí, también la manera ágil en la cual conducía su motocicleta, desviando cualquier cosa que se les cruzara en frente, pasando así por entre los autos, suponía que hacer eso era en contra de las reglas de tránsito, pero tampoco le preocupaba, por el momento estaba disfrutando de ello.

¿𝘛𝘶́ 𝘛𝘢𝘮𝘣𝘪𝘦́𝘯? ━━━━ 𝘔𝘢𝘯𝘫𝘪𝘳𝘰 𝘚𝘢𝘯𝘰 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora