8- Por un amigo

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La última campanada había sonado anunciando la salida de clases, Arima ya tenía claro lo que haría, lo había mentalizado durante toda la clase y estaba lista. Se puso de pie mientras tomaba los billetes en el bolsillo de su mochila poniéndolos en el bolsillo de su chaqueta, para luego caminar con firmeza y decisión hacia los chicos que estaban siempre en el fondo del salón.

Esos chicos eran conocidos en toda la escuela por frecuentemente estar metidos en problemas, siempre estaban en asuntos turbios, así que no había nadie mejor que ellos para brindar información respecto a alguna cosa por ese estilo, y ella era justo eso lo que necesitaba ahora, información sobre Vallhara.

—Necesito pedirles ayuda —fue lo primero que anunció al acercarse al grupo, fue directa.

Los tres chicos la miraron extrañados, el más alto en específico, quien comenzó:

—Nosotros no ayudamos en nada.

—Creo que no fui muy clara, en ese caso, necesito que me den información sobre una pandilla, les pagaré.

Tomó el dinero de su bolsillo y lo puso sobre la mesa sin apartar su mano, uno de los chicos intentó tomarlos pero ella lo apartó de nuevo de forma rápida, dejando los billetes de nuevo en su bolsillo.

—La información primero, de otra manera no hay dinero.

Allí parecieron más interesados los tres, quienes intercambiaron miradas, volviendo a hablar el más alto:

—¿Pandillas dices?, ¿en qué estás metida Inoteka?

—Eso va siendo mi problema, yo solo quiero que me digan lo que saben sobre Vallhara.

—Vallhara —comenzó otro de ellos —una pandilla creada hace muy poco tiempo, tiene un líder que es desconocido, pero quien la maneja por ahora es un chico llamado Kazutora Hanemiya.

—Uh, interesante, ¿donde está su base o guarida? como se llame.

—Esta en la octava calle camino al centro —volvió a hablar el más alto de ellos —, es un lugar bastante descuidado y en su pared está pintada la imagen de un ángel sin cabeza, lo reconocerás de inmediato.

Asintió, volvió a tomar todos los billetes en su bolsillo y los dejó sobre la mesa.

—Gracias chicos, ese dinero es suyo.

Eran unos ahorros que había tenido, ahora habían encontrado uso al parecer.

Antes de que ella voltease hacia su asiento de nuevo él más alto habló hacia ella:

—Oye Inoteka —ella volteó —no sé que estés haciendo, pero sea lo que sea ten cuidado, las pandillas no son un juego.

No sabía por qué se preocupaba por ella, nunca habían siquiera conversado, solo se conocían ya que eran compañeros de salón.

—Gracias, Yamagawa —lo llamó por su apellido —lo mismo va para ustedes, sé que normalmente saben meterse en problemas.

—Uh, esos son cuentos.

—Claro —rió —fingiré que creo en eso.

Ambos se sonrieron, mientras el otro par de chicos miraban con complicidad hacia ellos, Yamagawa siempre había querido conversar con Arima, no lo había hecho ya que ella siempre parecía estar con los pensamientos en las nubes, ahora al fin habían interactuado un poco, puede que la misma interacción surgiera en los próximos días.

Tomó su mochila y se despidió de ellos con un movimiento de manos para salir de allí.

Caminó por un par de pasillos y entró al baño de la escuela sin prestar atención a nadie, ya dentro puso seguro a la puerta y comenzó a quitarse el uniforme, lo dejó en su mochila mientras se vistió con una ropa bastante distinta al uniforme, había traído esa ropa desde su casa  era lo más «rebelde» que había en su closet, aunque no era mucho en realidad, solo unos pantalones vaqueros rasgados color negro, junto con un top igualmente negro, y unos zapatos que eran casi botas, también negras.

¿𝘛𝘶́ 𝘛𝘢𝘮𝘣𝘪𝘦́𝘯? ━━━━ 𝘔𝘢𝘯𝘫𝘪𝘳𝘰 𝘚𝘢𝘯𝘰 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora