33- Antes de

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Manjiro no durmió esa noche, solo se quedó en una esquina de la cama, como si pensará profundamente mientras recostaba su cabeza en el hombro de Arima, la cual también se quedó allí toda la noche, no tenía intenciones de dormir, no podría en realidad.

No había conocido nunca a la persona que Manjiro había asesinado, pero aquello no importaba, el punto era que había muerto y por manos de Manjiro.

Su mente estaba sumamente confundida, no terminaba de comprender del todo la gravedad del asunto, ya que aún estaba intentando entender de qué manera es que Manjiro fue capaz de aquello. ¿Por qué lo hizo? ¿Por qué dijo que no era el mismo en ese momento? ¿Qué pensaba Manjiro en estos momentos? Eran algunas de las preguntas que danzaban en su mente, pero no entendía ninguna de ellas.

¿Cambiaría algo entre ellos? ¿Ahora ella se comportaría distinto, y él también? No podía imaginarlo, no quería imaginarlo. Quería que le dijeran que todo eso era mentira, pero aunque esperara otras mil noches despierta sabía que aquello no sucedería.

—Mikey... ¿Nunca consideraste dejar las pandillas?

En horas ninguno de los dos había dicho una sola palabra, ahora ya era de madrugada, pronto amanecería y al fin la fémina logró articular aquella pregunta.

—¿Qué dices?

—Es una propuesta, deja el mundo de las pandillas, disuelve todo esto o se lo dejas a cargo a otra persona, son las dos opciones que se me vienen a la mente. Volver a comenzar pero esta vez en una vida sin pandillas.

—No lo haré —negó, sin siquiera pensarlo —me gusta esto así que seguiré en ello, ahora se formará una pandilla mucho más fuerte, tendremos con nosotros a las personas de Brahman y Rokuhara, a partir de ahora todo irá en aumento, así que seguiré en esto. Seremos la mayor pandilla en todo Tokyo, en todo Japón, eso era lo que quería.

¿De verdad quieres eso? —se preguntó en sus adentros.

—No trato de impedir tus sueños, lo entiendo, pero esto te está haciendo daño.

—Dulce, no estás en una posición conveniente para hablar de cosas dañinas para uno mismo —contrarrestó, levantando su cabeza para así mirarla a los ojos.

—No aplicó en mi los consejos que doy, es algo de lo cual ya debiste haberte dado cuenta, si no tendría una gran vida.

—Puedes ir a buscar tu gran vida.

Un silencio incómodo se formó.

—No quiero hacerlo —respondió al fin.

El silencio siguió allí, hasta que amaneció y cada quien comenzó con sus actividades, mirándose de manera tímida, como si temieran de algo.

Temían de mirarse a los ojos.

Temían mirarse a los ojos y no ver aquello que buscaban.

Y al igual que había dicho Manjiro, los ex miembros de Rokuhara Tandai y también los de Brahman terminaron bajo las órdenes de Manjiro, los más fuertes crearon algo así como una élite entre ellos mismos. Allí se encontraban Kakucho, Ran, Rindo, Takeomi, Kokonoi y Haruchiyo. De esa manera terminó la era de la Kanto Manji, dando lugar a una nueva pandilla que pronto se convertiría en toda una Organización, a la cual esta vez llamaron Bonten.

Lo único bueno que Arima encontraba entre ellos era a Ran, pasaba momentos con él cuando estaba sin nada que hacer, ya que pasar tiempo con Manjiro se había vuelto algo difícil, siempre estaba ocupado.

Pero tampoco soportaba muchos días sin estar con él y contarle las distintas cosas que sucedían en su día a día, así que tarde o temprano iba a sentarse a un lado suyo y mientras aún miraba aquella fila de papeleo interminable ella hablaba con él, contándole pequeñas cosas.

¿𝘛𝘶́ 𝘛𝘢𝘮𝘣𝘪𝘦́𝘯? ━━━━ 𝘔𝘢𝘯𝘫𝘪𝘳𝘰 𝘚𝘢𝘯𝘰 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora