Epílogo

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Manjiro Sano murió en ese día, dejando un vacío que nunca sería reparado en Arima.

La tumba se encontraba en un buen cementerio, Kokonoi había hecho los trámites necesarios para encubrir que era un miembro de la mafia, no pudieron hacerle un funeral ni tampoco un largo entierro, pero al menos descansaba en un lugar digno.

La base de la Bonten se cubría de silencio, Arima no había hecho más que estar en una cama, no dormía, decía no poder hacerlo, lo único que hacía era llorar, las lágrimas se deslizaba en sus mejillas y los sollozos abandonaban su garganta.

Luego de la muerte de Manjiro ella tuvo que ser inyectada con un calmante, Camila dijo que sus nervios perdieron todo control y tuvo un ataque de ansiedad, pero ahora, dos días después todos esos calmantes ya habían perdido efecto, aún así permanecía sin moverse de la cama, mirando hacia la ventana por la cual solo entraba un pequeño rayo de luz, se dedicaba a mirar ese pequeño rayo de luz.

Fuera de la Bonten, Haruchiyo y los demás trataban de mantener la calma en todos los demás miembros, quienes al conocer la noticia de la muerte de su líder habían entrado en conflicto ante su nuevo futuro incierto.

—Ran, ¿crees que Arima querrá verlo? —preguntó Haruchiyo.

Ambos estaban sentados en el gran salón, ambos tomando una copa de vino.

—No lo sé, en circunstancias normales estoy seguro que hubiera aceptado, pero ahora ella no esta bien.

—Pregúntaselo Ran, de otra manera iré yo solo o simplemente lo ignoraremos.

Ran se puso de pie dejando su copa a un lado, caminó por los pasillos hacia la habitación en donde estaba la chica, el silencio comenzaba a dar escalofríos, no había siquiera un mínimo sonido.

Llegó hasta la puerta, dio un par de toques, pero como imaginó no hubo respuesta. Tomó el picaporte para así girarlo, volvió a cerrar la puerta tras suyo al entrar al cuarto, viendo a Arima de la misma manera, sentada al borde de la cama, y mirando hacia el pequeño rayo de luz que se colaba en la ventana.

Tomó asiento también al borde de la cama, pero Arima aún así no dirigió su vista a él.

—Arima, debo decir te algo importante.

Varios minuto después miró hacia él,  sus ojos estaban lagrimosos aún, después de dos días no había parado aún su llanto.

No dijo nada pero se acercó a su pecho, dejando su cabeza allí, buscando algo de calor. Ran suspiró pero aún así la abrazo dejándola allí.

—Ran no puedo.

—Aún es muy pronto para que lo superes, pero estarás bien, estaremos contigo.

—No lo haré Ran, no podré.

—Oye, te diré a lo que venía, tal vez te anime un poco.

—Es imposible que cualquier cosa me anime, pero dilo.

—¿Recuerdas a Takemichi? Tu antiguo amigo. Al parecer él y Mikey hablaron hace unos días.

Aquello le sorprendió, haciendo que se separara de él para mirarlo. Manjiro no había mencionado nada referente a Takemichi desde ya años.

—¿Y de qué hablaron?

—Pareciera ser que acordaron encontrarse hoy en un viejo edificio, iría con Sanzu y él no sabe si ir el solo o si irás tú. O simplemente lo ignoraremos.

No respondió de inmediato, primero lo pensó, los recordaba a todos mas hace ya años no los veía, ni a Takemichi o a los demás, pero no sabría que le diría al verlo.

¿𝘛𝘶́ 𝘛𝘢𝘮𝘣𝘪𝘦́𝘯? ━━━━ 𝘔𝘢𝘯𝘫𝘪𝘳𝘰 𝘚𝘢𝘯𝘰 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora