¿𝘛𝘶́ 𝘛𝘢𝘮𝘣𝘪𝘦́𝘯? ━━━━ 𝘔𝘢𝘯𝘫𝘪𝘳𝘰 𝘚𝘢𝘯𝘰

18- Amistad de años

Se encontraba sentada de manera totalmente tranquila en aquel gran sofá, mandando su cabeza ligeramente hacia atrás para así perderse en sus pensamientos mientras veía al techo, no pensaba en nada en concreto pero al mismo varias cosas a la vez.

Ran y Rindo se encontraban en el escritorio leyendo unos papeles, asegurándose de que nadie intentara engañar a la Bonten, pobre del que lo hiciera después de todo.

—Ran... —llamó Arima desde su posición.

—Uhm, habla.

—¿En qué año estamos?

—135 Antes de Cristo —respondió con ironía.

—Eres un idiota, ¿lo sabías? —se reincorporó un poco, sobando su cuello que le dolía un poco debido a la incomoda posición en la que se encontraba anteriormente.

—No, pero gracias por el dato.

Rindo solo suspiró cansado —Aún parece que haya sido ayer que se conocieron, siguen siendo igual de idiotas.

—¡Rindo! —ambos se quejaron al mismo tiempo.

—¿Lo ven?

—Anda, pero si el muy idiota —refiriéndose a Ran —golpeó a mi diseñador favorito, claramente yo también debía decir algo.

Un portazo fuerte se escuchó, Rindo miró viendo a Kokonoi entrando al cuarto, así que volvió a mirar hacia Ran y Arima mientras Kokonoi dejaba en el escritorio unos informes sobre los fondos monetarios de la Bonten.

—Yo soy mejor que aquel chico a quien golpeé.

—No lo eres por que él jamás me llamaría tonta.

—Arima... —escuchó decir por parte de Kokonoi —Ran no es el único que te llama tonta, todos lo hacemos.

—Kakucho no lo hace, Mikey tampoco —se defendió —pero Ran casi me golpea con su batuta la primera vez que me vio.

—¿Y lo hizo? —preguntó distraído, sentándose a su lado en el mismo sofá.

—Claro que no, primero cayó en mis encantos.

—No fue siquiera algo por el estilo, Arima.

Ambos se miraron con una ligera sonrisa, recordaban justamente lo que había pasado.

***

Ken estaba ocupado, al igual que Manjiro, al parecer organizando una reunión, así que Mitsuya se había ofrecido para llevarla, no eran muy cercanos con el chico de lilas cabellos pero se conocían así que no hubo problema. Subió en su motocicleta, guiándolo hasta allí.

Pero en uno de los caminos se habían cruzado junto a ellos un montón de motociclistas, Mitsuya había parado ya que los tenían completamente rodeados, por lo cual no tendría sentido pedirle a la chica que corriera, sería aún peor.

Los demás motociclistas miraba hacia ellos con una ligera sonrisa de maldad, muchos de ellos traían bates en las manos y otras cosas para golpear. Arima sentía su corazón latir con fuerza, tenía miedo por que sabía que tal vez siquiera con la ayuda de Mitsuya podrían huir, eran muchos.

—Arima no te alejes de mi —susurró hacia ella.

Él había bajado de la motocicleta y ella también lo hizo pero quedando cerca de esta. Recibió unos comentarios por parte de aquel grupo que decidió ignorar por completo, mientras no intentarán hacer algo en su contra no reaccionaría, además quería mantener su confianza en Mitsuya, que el sabría que hacer con ellos, de verdad quería creerlo.