38- Sentimientos al límite

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La Bonten y Yamagawa se enfrentarían, ya no había vuelta atrás para aquello, era inminente.

La entrada de Manjiro con ese tiro al aire había sido increíble ya que había puesto a todos en alerta. Haruchiyo iba a su derecha y a su izquierda Ran, seguido de los demás altos rangos junto con todos los hombres de la Bonten, los cuales no eran para nada pocos, era toda una masa, justo como se esperaba de la pandilla más grande de Japón.

Erik se hizo presente desde en medio de sus hombres, Manjiro al ver su presencia no desaprovechó para apuntar a uno de sus hombres, disparando sin compasión justo en el pecho, haciendo que uno de los hombres de Yamagawa yaciera inerte en el piso.

Aquello claramente no había sido del agrado de Erick, Manjiro lo desafiaba directamente poniéndolo a prueba con aquel inicio del fuego.

En el rostro de Erik se formó una expresión de desagrado, llevando su mano hasta dentro de su traje para así tomar su arma y también disparar hacia el cielo, miró directamente hacia Manjiro

—¡Qué comience entonces Manjiro!

Los disparos comenzaron por parte de todos los hombres de Yamagawa, lo cual no impidió que Bonten reaccionara de la misma manera, también comenzando a esparcirse ya sea por la mansión o el patio, junto con disparos sucesivos.

El patio era terreno más peligroso debido a todos los matorrales ahí afuera, era casi como un bosque bien cuidado, Arima había escuchado por parte de Eliza que era debido a que a Erick le gustaba la vegetación.

El grito de Arima dentro del cuarto al comenzar los disparos fue ahogado por el sonido. Por los pequeños espacios en la puerta vio como Manjiro apuntó justo a Erick, pero unos hombres se interpusieron frente a el, Manjiro acabo con ellos pero aún así Erick había aprovechado aquello para escapar.

¿Amas a ese asesino? —esa pregunta llegó a su mente

Estaba en ese cuarto sin posibilidad de salir, aún se sentía bastante débil y a consecuencia de eso su cabeza daba vueltas, su alimentación casi nula comenzaba a pasarle la factura.

La puerta tenía dos cerraduras, y su pie seguía doliendo por la puerta que días atrás había derribado, además sumado a su debilidad actual le sería imposible derribar esa puerta de la misma manera.

Sollozó con desespero.

No quería eso, no quería que se mataran entre sí solo por ella, escuchar aquellos disparos y gritos la hacían sentir peor aún. Su corazón lo sentía vibrar en su pecho, necesitaba salir de ahí, lo necesitaba con urgencia, lo anhelaba. Gritó una vez más con la intención y esperanza de que alguien la escuchara, más no fue así.

Afuera el enfrentamiento seguía llevándose a cabo, tanto dentro de la mansión como fuera de ella en el patio. Los hombres de la Bonten disparaban sin miramientos al igual que los hombres de Yamagawa, las vidas perdidas estaban sucediendo por ambas partes, poniéndolos parejos de alguna manera.

Manjiro disparaba a quien se le interpusiera, su mirada era totalmente vacía, no le importaba matar a quien sea, solo quería terminar con todo aquello y tener de nuevo a Arima junto a él.

Los demás altos rangos también estaban en movimiento, algunos fuera de la mansión. Ran y Rindo estaban juntos, Haruchiyo acompañaba a Manjiro, los demás estaban fuera donde las balas tampoco paraban, aquello comenzaba a ser un verdadero campo sangriento.

Lágrimas se deslizaban en las mejillas de la chica al estar en esa habitación, se sentía inútil y jodida, creía que lo estaba de hecho. Golpeó su cabeza con fuerza contra la puerta, esperando que alguien se percatara, pero solo consiguió un mareo aún peor.

¿𝘛𝘶́ 𝘛𝘢𝘮𝘣𝘪𝘦́𝘯? ━━━━ 𝘔𝘢𝘯𝘫𝘪𝘳𝘰 𝘚𝘢𝘯𝘰 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora