20- Mientras estés allí

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¿Cinco? ¿Diez? ¿Quince? Nadie se había tomado la molestia de contar cuántos cadáveres habían tendidos en el piso, pero eran todos aquellos guardias que habían tenido el trabajo de vigilar afuera la noche pasada.

—Inútiles —susurró, mientras otro disparo más resonaba.

La puerta del almacén se abrió, Haruchiyo estaba allí, dirigió su vista un rato a los cadáveres allí, más tarde se encargaría de eso.

—Arima despertará muy pronto, eso dijo la enfermera, querrá verte —habló hacia Manjiro.

Su mirada estaba perdida entre todos los cadáveres, lo que Haruchiyo decía solo retumbaba en sus oídos, su pulso se aceleraba de tan solo recordar la imagen que había visto un par de horas atrás, hace mucho no sentía miedo de nada, podrían apuntarle con un arma en la cabeza y no sentir ninguno tipo de miedo, pero luego de ver a Arima así sintió miedo.

—Estos inútiles sólo tenían que cuidar a una persona —susurró con su voz un tanto ronca —y terminaron hiriéndola.

—Ya los mataste a todos, no hay más que hacer, ahora cámbiate la ropa, está llena de sangre y sabes que no le gustará verte así. Además está viva y bien.

Asintió, volteando a mirarlo, Haruchiyo sintió un escalofrío recorrerlo al ver su mirada oscura e inexpresiva. Caminó hasta la puerta para así pasar a un costado, parando de caminar al estar a su lado para así decir:

— Ya sabes, son comida para los peces.

Asintió ante su pedido, llamó a unos hombres para que hicieran lo que pidió, mientras fue de nuevo frente a aquel cuarto en el cual se encontraba Arima, allí también estaban los demás, Kokonoi había llegado con la mirada cansada, se había encargado de solucionar todo lo que conllevó aquel altercado.

Flashback; 11:37 hs.

Todo estaba en paz y silencio, un escalofrío la recorrió, comenzando a sentir miedo por alguna razón.

El silencio excesivo era señal de peligro para ella, decidió tratar de no preocuparse por sus pensamientos divagantes tomando un vaso de agua que estaba a un lado de su plato. Pero un gritó de alerta por parte de los guardias allí afuera la hizo estremecer. El vidrio de la ventana frente a ella rompiéndose la hizo congelar cualquier pensamiento. Y el pitido en sus oídos fue algo ya tan solo lejano.

No fue consiente de que sucedió por completo pero su cuerpo cayó sobre el frío piso, mientras sus oídos solo escuchaban balazos y palabras de alerta. Su corazón latía con fuerza debido al susto, y su cuerpo no respondía, sentía que había perdido toda fuerza mientras se encontraba tendida en el suelo, quería ponerse de pie pero sentía no poder hacerlo.

A su lado sintió algo húmedo en la parte de su sien y mejilla junto con un ligero dolor al lado de la cabeza, como un rasguño. Pudo extender al menos su mano para tocar lo que sea que fuera aquello, los mojó con lo que parecía un líquido, levantó un poco su mano hasta su campo de visión viendo su mano manchada en rojo, sabía lo que era: sangre.

Los demás vidrios romperse resonaron de manera tétrica haciéndola gritar desde su posición. Quería moverse, aún estaba consiente, no sabía dónde exactamente la hirieron, pero sabía que no perdería consciencia, si hubiera sido grave la herida ahora mismo no podría soportar el dolor pero sólo sentía un ligero picor.

Hizo un esfuerzo y intentó apoyarse en sus manos pero resbalaron, chocando su cara contra el piso nuevamente, la sangre se había esparcido, era mucha, perdía sangre rápido. Sus latidos se dispararon al ver esa cantidad de su sangre, sintió miedo.

¿𝘛𝘶́ 𝘛𝘢𝘮𝘣𝘪𝘦́𝘯? ━━━━ 𝘔𝘢𝘯𝘫𝘪𝘳𝘰 𝘚𝘢𝘯𝘰 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora