10- Ignorar

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—Me importa un carajo.

Aquellas palabras dichas con furia fue lo primero en escuchar Ran Haitani luego de que alguien entrará sin previo aviso a su oficina dando un fuerte portazo. Levantó la mirada encontrándose así con Arima, tenía los ojos rojos, como si hubiera llorado, pero su ceño fruncido demostraba enojo, en definitiva no tenía idea de que había pasado.

—Hey... ¿Qué te sucedió? —preguntó dejando los papeles de un lado, al parecer pasó algo serio de otra manera estaba seguro de que no reaccionaría así. Le prestaría atención.

—Es un imbécil, un completo idiota, y lo peor es que hasta ahora me di cuenta.

Rindo, quien también estaba junto a su hermano, rodó los ojos ante las quejas de la fémina, no era de su total agrado cosas como aquellas.

—¿Quién es un completo idiota? —interrogó de nuevo Ran aún sin entender.

—Haruchiyo Akashi, o como le gusta ser llamado, Sanzu, es un completo imbécil.

—No me estas diciendo nada que no sabía ya de antemano —soltó negando con la cabeza divertido.

La puerta había sido abierta nuevamente de la misma manera violenta y radical, esta vez tanto Rindo como Ran miraron hacia allí y vieron a Kokonoi, el cual miraba hacia Arima con confusión y también un ceño fruncido, ambos hermanos seguían sin entender que sucedía.

—Ustedes ven a esta mujer normal, pero corre un gran riesgo de ser bipolar. Hace segundos lloraba en mis brazos y ahora está gritando —soltó Kokonoi mientras apuntaba hacia ella.

—¿Y qué te hizo Sanzu? —preguntó Rindo con aire aburrido mientras chocaba sus dedos contra la madera del escritorio, quería aclararlo lo más rápido posible.

—Ese idiota, está sacrificando personas totalmente inocentes, y como si fuera lo más normal en este mundo hizo que viera... eso —comenzó de nuevo a bajar la voz cuando se dio cuenta que la aumentó debido a la rabia.

—Para él eso es normal —defendió.

—Lo sé... — susurró sintiendo como volvía a perder toda fuerza, se sentó en el sillón para que de esa manera nadie se diera cuenta —pero...— sintió faltarle aire —no todos podemos conciliar el sueño después de haber visto algo como eso.

—Díselo a Mikey, seguro hablará con él —Ran nuevamente leía los papeles ya que se había aclarado lo que sucedía.

—Él debe estar ocupado en otras cosas, además no es muy grave.

—Lo es —escuchó por parte de Kokonoi —. Lloraste como nunca te había visto hacerlo, tus ojos siguen rojos en realidad, tal vez no duermas bien en noches, y tratas de decirme que no es grave, ¿bromeas?

—N-no, no lo es —balbuceó de manera débil mientras pasaba sus dedos por su frente con la intención de calmarse un poco más.

La puerta de la oficina fue abierta nuevamente pero esta vez de una forma tranquila y calmada, luego todos escucharon decir:

—Aquí está, Ran.

Un pelinegro con una cicatriz cruzando su ojo izquierdo entró al lugar, al parecer Kakucho también tenía asuntos con Ran, varios papeles venían en su mano, iba a entregárselos.

—Estaba esperando allí afuera a que terminaran su pequeña discusión —siguió.

—No creo que eso haya sido una discusión —se apresuró en decir Arima.

Kakucho miró hacia dónde estaba ella y no perdió oportunidad en acercarse a ella y saludar, se llevaban bastante bien.

—Hola Princesa —saludó pasando sus dedos por los cabellos de la contraria de manera amistosa, despeinándola un poco.

¿𝘛𝘶́ 𝘛𝘢𝘮𝘣𝘪𝘦́𝘯? ━━━━ 𝘔𝘢𝘯𝘫𝘪𝘳𝘰 𝘚𝘢𝘯𝘰 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora