¿𝘛𝘶́ 𝘛𝘢𝘮𝘣𝘪𝘦́𝘯? ━━━━ 𝘔𝘢𝘯𝘫𝘪𝘳𝘰 𝘚𝘢𝘯𝘰

11- Rememorar

—No sé si sea necesario, probablemente ya lo sepas, pero quiero decirte algo de todas maneras.

—Anda, dilo.

Ambos estaban recostados en los soportes de un puente, mientras miraban la luna y el reflejo de ella en el agua. Ambos estaban allí ya que Manjiro había dicho que quería pensar por última vez los asuntos con Vallhara.

—Cuando se trata de amigos, no peleas contra ellos, peleas por ellos.

Ninguno de los dos  dijo nada más por unos instantes, tal vez unos minutos, hasta que Arima escuchó una ligera risa nasal por parte del rubio.

—Tienes razón, Dulce.

Sonrió, hace mucho no escuchaba su singular apodo.

—¿Entonces que harás?

—La pelea contra Vallhara no se cancelará, pero pelearemos para traer de vuelta a Baji.

Volteó hacia él para así sonreírle de la manera más sincera —Me alegra eso, estoy segura que lo traerán de vuelta.

El chico asintió con una ligera sonrisa a labios cerrados, se sentía un poco más tranquilo al haber tomado esta decisión. Volvieron a apoyar sus codos a la barandilla para así mirar hacia el frente, el cielo estrellado junto a la luna era siempre algo digno de observar

—¿Oye alguna vez has visto un eclipse? —preguntó la de negros cabellos mirando aún hacia la luna.

—¿Un eclipse? —al parecer no sabía del tema.

—Sí, un eclipse, para explicártelo de una manera sencilla es cuando la luna y el sol se encuentran.

—Conozco eso, pero nunca lo vi por mi mismo.

—¿Te parece si lo vemos juntos? Será dentro de cinco días.

—Claro. ¿Aquí?

—En mi balcón, allí se verá mucho mejor, ya sabes como escabullirte de todas maneras así que ya no nos será problema.

—Así es —sonrió —. Estaré allí por la noche.

—Será cerca de las once de la noche, debes estar allí al menos media hora antes.

Una vez más se quedó mirando hacia ella, este era uno de esos momentos en el que podía ver el gris de sus ojos, los cuales parecían mirar algo en el cielo que no eran las estrellas ni la luna, parecían enfocar en algo más. Se fijó en como sus hombros temblaban de manera débil y casi imperceptible, después de todo la noche era fría y ella solo tenía una camiseta holgada al igual que sus pantalones, junto con unas zapatillas parecidas a las que él utilizaba. No importaba como estuviera, para él siempre se veía bien.

—Tienes frío.

—A veces sentir frío esta bien.

—No, no está bien.

Antes de poder responder una sensación cálida la invadió, sus hombros fueron cubiertos por la negra chaqueta de pandilla que segundos antes llevaba Manjiro.

—Déjatela, no quiero que pases frío.

Sus palabras, por más ordinarias que parezcan resonaron en su cabeza, no tardó en sonreír, acercándose a él para aferrarse a su brazo y recostar su cabeza en su hombro

—Quedemos así por siempre entonces.

—¿Juntos?

—Sí, estoy segura que si los dos estamos juntos jamás pasaremos frío.

—Debe ser por los libros que lees, en ocasiones eres tan sentimental —sonrió.

Volteó por completo hacia ella para abrazarla. Entre ellos no había muestra de afecto incomoda, podían darse abrazos como si nada estando a solas, era algo así como la confianza mutua que se tenían, sabían que no se incomodarían, así que estaban bien con eso.