—¡Quiero que llegue navidad! —exclamó en tono distraído pero al mismo tiempo entusiasta mientras tomaba otro pincel.—Oye no te termines la tinta de mis pinceles —se quejó Manjiro.
—Vamos, no te pongas a llorar por un pincel — tomó otro.
—Pft, a veces no te aguanto.
—Anda, deja de quejarte y ven aquí a ayudarme a terminar con esto —palmeo el espacio libre en el sofá.
Ambos estaban en la casa de Manjiro, desde que el abuelo Sano habían conocido a Arima ganó mucho cariño en ella, a lo cual ahora estaba allí como si fuera su propia casa con bastante frecuencia, ya que las escapadas de su casa se volvían cada vez más frecuentes y estar en la casa de Manjiro se le hacía más agradable.
—¿Y que se supone que pintas? —preguntó en tono curioso, tomando asiento a su lado.
—No preguntes solo pinta, es algo que quiero en navidad.
Tomó un pincel azul para pintar una de las bufandas, le sorprendió un poco el dibujo al notarlo bien, no estaba garabateado o mucho menos deforme, estaba muy bien hecho, haciendo así fácil reconocer el dibujo. Sonrió levemente.
—Déjame ver... Este chico de aquí soy yo, ¿no es así? —asintió —Y esta linda chica de aquí eres tú, Dulce. ¿No es así? —asintió, un tanto sonrojada —¿Y que significa esto?
—Como ves somos tú y yo, sonreímos por qué estamos felices ya que jugamos juntos a arrojarnos bolas de nieve.
No dijo nada, solo siguió observando por un buen rato la pintura. Ya estaban casi todos los colores en el dibujo, solo faltaban detalles en la ropa. La noche era despejada, sin ninguna estrella y la luna apenas en una línea, mientras en el piso había mucha nieve, demasiada en realidad, junto con ambos a una distancia prudente, preparando en sus manos la próxima bola de nieve que se tiraría el uno al otro, mientras una sonrisa traviesa y amorosa se hacía presente en sus labios.
Por un segundo desvió su mirada hacia ella un tanto anonadado, tal vez su corazón latía tan rápido por cuanto sentía que la quería, esa simple acción de un dibujo la hizo querer abrazarla.
Y eso hizo.
Enredó sus brazos a su alrededor, pasándolos por su espalda para atraerla hacia él y abrazarla, dejando su rostro en su cuello. Un tanto confundida también lo abrazó, aún sin saber el porqué de ello, tal vez sólo era algo espontáneo.
—Oye, ¿que sucede?
—Tu... eres muy buena Dulce.
—Gracias, supongo.
—No, no es eso lo que quiero decir —lo pensó un poco —Debes tener algo mejor contigo.
Hace poco lo había comenzado a notar, Arima parecía feliz pero su vida se estaba saliendo de control, pasaba casi todo el tiempo en otros lugares que no fueran su casa, y no es que le molestara su presencia, amaba estar con ella, pero le preocupaba que ella terminara con más problemas con su familia y sería por él, tampoco quería ser egoísta, mucho menos tratándose de ella. Era muy buena hasta el punto en que podría llegar a hacerse daño a sí misma por el bien de otro, eso le preocupaba.
—El problema es que yo no quiero algo mejor, yo te quiero a ti.
—Estaremos en problemas, ¿lo sabes?
—No existe ninguna persona que no tengas problemas, estoy segura que los tendré contigo o sin ti.
—Eres terca.
—Lo sé, gracias por el alago.
Rió levemente separándose de ella, mirándola a los ojos para después acercarse de manera lenta y besarla siendo correspondido por ella, separándose poco después.
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¿𝘛𝘶́ 𝘛𝘢𝘮𝘣𝘪𝘦́𝘯? ━━━━ 𝘔𝘢𝘯𝘫𝘪𝘳𝘰 𝘚𝘢𝘯𝘰
FanfictionArima Inoteka es una joven que siempre había buscado algo en su vida, no sabía qué de manera concreta, pero sabía que algo faltaba. No tuvo una vida de carencias, tuvo una familia a su lado, más no era suficiente para ella, estaba en busca de algo q...