Capítulo 4

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En el hospital Teresa estaba esperando la llegada de Alba, suponía que habían hablado tal y como ella le había asegurado, y quería saber como había ido todo. Al verla entrar, por el rostro que llevaba se asustó temiendo lo peor.

T_ ¿Alba? –ella se paró a su lado-, menuda cara me traes, se lo ha tomado muy mal Natalia, ¿verdad?.

A_ No se lo he dicho –la miró con gesto de gran pena.

T_ ¿No? –ella negó con la cabeza mientras resoplaba-. Cuanto más tardes en decírselo será peor, si va a empezar a trabajar se va a encontrar con el chisme y va a ser peor.

A_ Lo sé Teresa lo sé, pero no es fácil para mí, no es fácil decirle que no le puedo asegurar que aquello no pasara.

T_ ¡Ay hija!, que poca cabeza –ante la mirada enfurecida de Alba le apuntó-. Sí, todos nos dimos cuenta de lo mucho que te seguía Luna, todos menos tú.

A_ ¿Ha llegado?.

T_ No, aún no.

Alba dejó a Teresa y se fue a cambiar, justo salía una de sus compañeras de turno y dejó la puerta entre abierta, en ese instante Luna se detuvo para observar a Alba que buscaba algo desesperadamente en su bolso, hasta que finalmente se quejó.

A_ Mierda, me he dejado el teléfono en casa, ¡joder estoy buena!.

Luna se marchó en el mismo instante en que Alba se giraba y salía en busca del teléfono para llamar a Natalia.

A_ Nat cariño soy yo, ¿qué tal estáis?, vale. No me pasa nada, no, tranquila nada –Teresa se acercó-. Llegaba tarde. Te quiero Nat.

T_ ¿Qué?.

A_ ¡Joder Teresa que pesadita eres!, sólo quería saber cómo está el niño.

T_ Ya, bueno... tú sabrás que haces, pero te digo una cosa ¿eh?, luego no vengas a buscarme para llorarme.

A_ No me digas eso, porque siempre estás ahí –le sonrió con tristeza.

V_ ¡Vamos Alba mueve el culo que vienen varios trabajadores heridos!, ¡vamos!.

A_ Ya voy, ya voy.

T_ No tardes en hablar con ella, siempre será mejor que lo sepa por ti.

A_ Gracias Teresa.

V_ ¡Alba! –se oyó la voz furiosa de Vilches.

A_ Me voy o Vilches me mata.

T_ ¡Ay sólo espero que Natalia, tenga mucha calma para entender este desatino pero mucha! –murmuró Teresa negando con la cabeza mientras veía marcharse a toda carrera a Alba.

Mientras tanto, Natalia en casa estaba preparándose para marcharse cuando sonó el móvil, por la música se dio cuenta que era el de Alba, sonrió mordiéndose el labio por lo despistada que era, fue a descolgar cuando vio en la pantalla que era Luna quien le llamaba, justo cuando fue a contestar el timbre se cortó. Le extrañó aquella llamada porque sabía que Alba no congeniaba mucho con Luna, pero no quiso darle mayor importancia, lo que sí le daba vueltas en la cabeza era la presencia de aquella braga que seguía dudando que fuera de Alba y mucho más porque su actuación había sido un tanto reveladora de que algo le pasaba, trató de tranquilizarse pensando que era algo imposible que Alba le estuviera engañando, aunque sin querer, sintió un fuerte desdén en su interior.

En urgencias el trabajo había descendido un tanto una vez atendidos los heridos, Alba se encontraba en la cafetería con Cruz que seguía preocupada por ella, cuando vio como Luna entraba directamente a la nevera, cuando la miró, Luna no disimuló una gran sonrisa dedicada a Alba y una mirada cargada de afecto, algo que le hizo hervir la sangre, se levantó sin dudarlo y tomándola del brazo fuertemente la sacó de allí, entraron en el lavabo para mujeres y sin pensárselo Alba le recriminó con gesto repleto de ira y voz llena de angustia.

Adiós Alba // AlbaliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora