Capítulo 2

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A_ Me comporté así porque tenía miedo a perderte.

N_ Ya –la miró tan intensamente que Alba sintió el temblor del pánico en

su cuerpo-, y por miedo a perderme, me pierdes de esta manera tan estúpida. Perfecto Alba, es muy propio de ti.

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Estaba llegando el final de la guardia en el Hospital, había sido un día relativamente tranquilo, y en el cuarto de enfermeras Luna se estaba cambiando para marcharse a casa, cuando vio la taquilla de Alba, acarició lentamente la puerta dibujando una sonrisa triunfante en sus labios.

Por su parte, Teresa iba andando nerviosa por los pasillos parecía que iba buscando a alguien para despedirse, y efectivamente lo encontró.

T_ Vilches, ¿cómo puede ser que hayas hecho lo que has hecho?

V_ A ver, a ver, ¿a qué te refieres Teresa?, porque hoy he hecho muchas cosas –le sonrió con gesto suspicaz.

T_ Mira que apostar por que no vuelven Alba y Natalia, ¿cómo puedes ser así?.

V_ Oye que el dinero es el dinero, yo quiero que vuelvan, no soy tan malo, pero si por una de aquellas es que no, ¡me gano un pastón!

T_ No tienes remedio Vilches, ¡no tienes remedio!

Vilches se marchó dando una carcajada.

Cuando Teresa estaba a punto de salir, se encontró casualmente con Luna, ésta la miró y le preguntó como quien no quiere la cosa.

Lu_ ¿Oye Teresa, sabes algo de Alba?.

T_ No hija, aún no, estoy de unos nervios –dijo mordiéndose el labio inferior.

Lu_ Bueno, cuando sepas algo me lo dices ¿vale?.

T_ Oye, oye –la llamó un tanto extrañada cuando Luna se marchaba-. ¿Y por qué?, vamos –elevó un hombro en señal de desconcierto-, como que no sé porque te interesa tanto.

Lu_ Podría sorprenderte mucho mi respuesta –le sonrió guiñándole un ojo.

Se marchó dejándola allí de pie pensativa, mientras la veía marchar por la puerta se rascó la barbilla sin entender muy bien a que se refería, días atrás si le había llamado un poco la atención era cierto, que las había visto muy juntas a ella y Alba durante los días de ausencia de Natalia.

C_ Últimamente te veo muy pensativa –le dijo Cruz mientras la miraba fijamente.

T_ Sí –murmuró en voz baja.

C_ ¿Ya sabes algo?

T_ No –le contestó y por su tono adivinó su preocupación.

C_ Esto ya parece una telenovela, todos esperando noticias. Oye Teresa ¿tú estás bien?, me parece que te está afectando esto mucho más de lo normal –la miraba preocupada.

T_ Cruz, dime una cosa, durante este tiempo que Natalia no ha estado en el hospital, ¿has visto a Luna más cerca de Alba?.

C_ Sí, ¿por? –la miraba fijamente con gesto dubitativo.

T_ No por nada, por nada, tonterías mías. Hasta mañana Cruz.

C_ Hasta mañana Teresa –su expresión mostró incertidumbre por las palabras de Teresa.

Mientras en Jerez comenzaba a llover, pero si agua caía del cielo, más caía de los ojos de Alba, había roto a llorar sin poder evitar hacerlo. Natalia la seguía mirando con cierta distancia, aunque su interior continuaba diciéndole otras cosas. La lluvia se hizo intensa, y decidió tomar de la muñeca a una Alba que parecía ausente de todo, arrastró de ella y entre una fuerte cortina de agua, se metió por un camino el cual daba a una casita de madera. Entraron de prisa, ambas estaban empapadas, Alba ni siquiera se percató del lugar, se había tapado la cara con las manos y solo hacía que llorar. Por su parte Natalia, se había separado un tanto de ella, dejando una distancia excesiva entre las dos, una distancia que nunca antes existió. La miraba y su respiración iba en aumento, llevaba una falda y una camiseta que con el agua se había apegado tanto a su piel, que era una visión maravillosa, aunque pronto evitó mirarla de aquella manera no podía, debía seguir, debía llegar al final aunque fuera duro, aunque le hiciera daño, pero no había otra manera de superarlo, no se podía arreglar, debía seguir haciéndole daño aunque ese daño también se lo hiciera ella, no podía dejarse llevar, era necesario y así se lo repitió hasta que encontró las fuerzas suficientes para hablar.

Adiós Alba // AlbaliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora