No había ganado nada, lo sabía, era consciente pero aquel cambio de actitud en Natalia, fue para ella como vencer la primera de las batallas, sabía que quizás al entrar volvería a encontrarse con la Natalia distante, seria y repleta de miedos y dudas, pero había una pequeña luz, un pequeño rayo de esperanza, el mismo rayo que el sol regaló a sus ojos al mirar por la ventana y ver como jugueteaba al escondite entre los árboles. Suspiró con fuerza, tomó la energía suficiente para volver al cuarto, era el día esperado, era el día en que debía comenzar con todo cuanto los médicos le habían diseñado para comenzar a recuperar al amor de su vida. Sonriente, entró en el cuarto, Natalia miraba la ventana pero sus ojos estaban tan apagados, como si una sombra hubiera cubierto con su telón la alegría que solía haber en ellos. Alba no quiso que nada hiciera borrarle su sonrisa, ni sus ilusiones, se acercó a ella mirándola con dulzura y sonriente le dijo.
A_ ¡Cariño vamos a trabajar!
N_ No quiero, déjame en paz
A_ No puedo, tenemos demasiadas cosas que hacer, venga –apartó la sábana
N_ Dame la sábana no pienso moverme –le espetó entre dientes
A_ Eso no te lo crees ni tú –le dijo burlona mientras se acercaba a besarla, pero la mano de Natalia la detuvo-. Bueno está bien, la señora no quiere recibir su beso de buenos días... ves esa es la fuerza que tenemos que devolver a tu mano derecha.
N_ No quiero hacer nada, corre las cortinas que quiero dormir y la luz me molesta
A_ ¿Dormir? –dio una carcajada mientras iba al armario y sacaba ropa-. Ahora lo que vas a hacer es levantarte, te pondrás en la silla, te ducharé y bien abrigadita mi amor, iremos al porche, verás las montañas como se ven desde allí, las flores tan bellas que hay, ¡uy! creo que estar en el campo me está volviendo un poco cursi
N_ No te soporto –le lanzó de golpe
A_ Bueno... no hace falta que me soportes –la miraba fijamente-. Sólo tienes que seguir mis pasos para ponerte bien.
N_ Alba... –la miró con sus ojos repletos de odio-. ¡Déjame en paz!, ve tú a ver las flores, haz todas las cursilerías que quieras, pero... déjame en paz ¿vale? –volvió a ella el gesto que tantas veces había dedicado a Alba en sus días de enfado, asintiendo con la cabeza un tanto de lado y la expresión más dura que podía su rostro reflejar
A_ Si haces lo que te digo, te dejaré en paz –entró en el cuarto de baño mientras Natalia hacia un gesto de rabia-. Además, si no lo haces conmigo, vendrá Fermín a levantarte de la cama, creo que siempre es mejor que te levante yo.
N_ ¿Por qué no te vas con Luna y me dejas en paz?
A_ ¿Y qué voy a hacer yo con Luna? –volvió a acercarse mientras le ponía la silla de ruedas al lado desatando sus nervios-. Mira, tranquilita ¿eh?, hazme caso por favor Natalia... luego prometo dejarte en paz hasta la tarde
N_ No me voy a mover, ¡déjame! –le empujó con la respiración jadeante
A_ De acuerdo... de acuerdo.... ¿no quieres?... no haremos nada tranquila, tranquila, me voy –quiso que se tranquilizara pues sabía como eran esos ataques de rabia que le daban desde el accidente y sabía que después venía un dolor intenso de cabeza y no soportaba verla sufrir. Se marchó de la habitación, luego volvió asomó la cabeza y le dijo-. Hasta que venga Fermín.
Natalia sintió una ira incontrolable, no sabía como canalizar aquel sentimiento que la trastornaba, quería llorar pero no sabía muy bien porque, Luna estaba presente en sus pensamientos, pero Alba estaba allí con ella, recordaba la noche anterior sus caricias, su ternura, ¿qué estaba pasando?, quería recordar cosas que no podía, y las que podía, le hacían perder el control, a veces tenía ganas de reír, sin saber porque, y a veces de llorar sin poder explicar ni una cosa ni la otra. El golpe en la cabeza le había dicho Alba, todo lo ha borrado, y lo que te ha dejado, es lo que menos debía. Que curioso, ¿estaría manejando Alba su mente?, ¿estaría mintiéndole?, de pronto se sintió terriblemente sola, quería recordar datos médicos y no podía, quería recordar como se tomaba el pulso y su mente divagaba en mil cosas que no debía, quería pensar en la cara de su hijo, pero le era imposible creía que iba a volverse loca... la ansiedad estaba pudiendo con su habitual calma. Entonces oyó música, sin duda había sido Alba, la oía cantar como una loca, ¿qué estaba haciendo?, pensó, le molestaba la música... quería llamarla pero no quería dar su brazo a torcer... entonces Alba asomó la cabeza por la puerta graciosamente y siguió cantando, la miraba sonriente mientras Natalia giraba la cabeza hacia el otro lado.
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Adiós Alba // Albalia
FanfictionSinopsis: Alba y Natalia se verán enfrentadas a una seguidillas de sucesos, entre malos entendidos, mentiras y engaños. ¿Serán un matrimonio a prueba de todo? Adaptación Historia original de Idana