Capítulo 47

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Unos golpes en la puerta rompieron la magia que en aquel momento estaban compartiendo, Natalia se quejó amargamente

N_ Es que nunca vamos a poder estar tranquilas, ¡joder!

A_ Paciencia –le dijo sonriente mientras se levantaba para abrir

En_ ¿Han llamado?

N_ Sí –se giró para ver donde estaba Alba y le dijo-. Necesito hablar contigo

En_ Claro... yo creo que mejor un buen zumo Natalia... te sentara bien –cambió el tema al ver entrar a Carmen sonriente

Ca_ ¡Natalia hija!, ¿qué como vas reina? –la besó con un fuerte abrazo que la hizo cerrar los ojos por el ímpetu de aquella mujer-. ¡Ay mi niña!

N_ Aquí estamos Carmen, tratando de comer un poco –sonrió cuando la soltó

Ca_ Encarna ¿cómo vamos amiga mía?

En_ Bien hija bien, estamos preparando café, ¿cuento contigo, verdad?

Ca_ Ya sabes que sí –le sonrió y miró a Natalia mientras Encarna se quedaba allí de pie. ¡como les fue en el paseo?

N_ Pues nos fue muy bien bueno a mí a Alba no tanto

Ca_ ¿Y eso? –sonrió

A_ No le hagas mucho caso Carmen, la verdad que es un lugar precioso, mágico –se sentó junto a ella

Ca_ Si, es el rincón más maravilloso que tenemos, el secreto mejor guardado

N_ Me gusta, te da una sensación de tranquilidad, ¿verdad Alba?

A_ Sí –sonrió

Encarna se había sentado frente a ellas, sabía que Natalia no le había dicho nada porque había demandado su ayuda, ¿entonces?; se preguntó, minutos antes se habían retado, habían discutido y hasta se habían hecho daño con sus comentarios, ¿qué estaba pasando?, no podía evitar mirarlas con un gesto de curiosidad, tanto fue así que Natalia la miró fijamente y con un gesto de sus ojos y cejas, le mostró un toque de aviso para que no fuera a meter la pata.

En_ Voy a por el café

A_ ¿Y qué tal Fermín, Carmen?, hace días que no lo veo

Ca_ Está un poco pachucho, ya sabes -la mujer borró su sonrisa y la pareja se dio cuenta que estaba preocupada

A_ ¿Qué le pasa?

Ca_ Dentro de tres días es el cumpleaños de mi hijo, siempre por estas fechas le da el bajón él nunca lo admite como buen macho pero tiene nostalgia de su varón

N_ ¿Y él no viene nunca? –esa pregunta sorprendió a Alba que la miró pensativa

Ca_ No cariño yo he he pensado bueno

A_ Venga Carmen dinos que has pensado –se incorporó sobre la mesa demostrando interés a una Carmen que se puso colorada

Ca_ Me gustaría mostraros una fotografía de mi hijo, quizá no sé lo conozcáis

A_ Claro ya sabes que en lo que podamos ayudarte tienes nuestra colaboración, además con lo pija que es Natalia y las peluquerías que se ha recorrido, seguro lo conoce

N_ ¿Yo pija? –la miró fijamente

A_ Sí mi amor

N_ Se salva Carmen porque me lo ha dicho con cariño ese mi amor no me da fuerzas para contradecirle

Las tres sonrieron, y mientras Carmen les enseñaba la fotografía, Encarna hablaba en la cocina con sus dos amigas y compañeras de fatigas.

Adiós Alba // AlbaliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora