Capítulo 31

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Alba la miró tan sorprendida como asustada, Teresa parecía otra, nada que ver con la mujer abatida que se había acostado la noche anterior, con un nudo en el corazón. Aquella sonrisa contagiaba a sus labios para dibujar la misma en su boca, sus ojos apagados habían tomado otro cáliz pues fuera lo que fuera, sabía que sería bueno tanto para ella como para Natalia. Teresa puso las flores en un jarrón mientras le hablaba

T_ Después de mucho pensar... he decidido lo que vamos a hacer

A_ ¡Sorpréndeme! –la miraba sonriendo

T_ Te vas a marchar

A_ ¡Qué!, ¿estás loca?, ¿marcharme dónde? –la miraba sin entender sus palabras

T_ A tu casa con tu hijo

A_ Eso no puede ser... ¡menuda solución!

T_ Deja, deja que lo tengo todo planeado. De momento hoy te vas a ir todo el día

A_ ¿Pero Teresa tú te has vuelto loca o qué? –la miraba sonriendo por la incredulidad que sentía, ¿cómo iba a alejarse del lado de Natalia?, pensaba-. No lo puedo hacer

T_ Claro que lo puedes hacer, es más, ¡lo vas a hacer! –insistió mientras golpeaba con su dedo índice la mesa con cada palabra que exclamó

A_ ¿Y dónde me voy?

T_ Con Carmen, a ver el pueblo, a ver destinos divertidos o románticos para cuando Natalia esté bien llevarla –juntó sus manos con gesto feliz

A_ Perdona Teresa, pero... me parece que no estás muy bien –puso un gesto divertido a modo de disculpa

T_ Tú necesitas descansar, ella necesita echarte de menos. ¡Anda di que estoy loca pero menudo plan más maravilloso!

A_ ¿Y quién va a estar con ella?

T_ Pues su madre, la tuya, yo... no sé quien haga falta... menos tú

A_ ¿Y quién le pinchara si le da un ataque como ayer?, ¿quién le tomará la tensión?, ¿quién...

T_ ¡Ay hija!, desde luego mira que eres aguafiestas ¿eh?. ¿Qué en este pueblo no hay médico?

A_ Pues... sí lo hay

T_ ¿Entonces? –la miró con gesto de impaciencia en la cara

A_ Joder Teresa, no sé... yo... –se mordió el labio pues estaba descolocada ante la solución de su amiga

T_ A menos que quieras pasarte todas las noches despertando a los animalitos del bosque –la miró con sus ojos escrutadores en los suyos

A_ ¿Me oíste?

T_ Yo y todo el pueblo –Alba agachó la cabeza pero los dedos suaves de Teresa le obligaron a mirarla-. Necesitas descansar, llevas tres meses bajo mucha presión, tenías que haberme hecho caso cuando Natalia estaba en el hospital.

A_ Se supone que soy su mujer y debo estar a su lado, mucho más ahora, no debería estar así

T_ Claro que debes, ¿eres especial?, no hija, cuando quieres a alguien de la manera que tú la quieres a ella, es lo más natural que sientas estar al borde de la locura, o de la máxima soledad ante este problema, por eso lo importante es que descanses una semana... o dos –Alba la miró suspirando-, ella lo agradecerá también.

A_ No me ha llamado ni una sola vez

T_ Te tiene cerca y eres su presa fácil, a saber su mente con lo que le está machacando hija, además justo lo que no le funciona es su emotividad y su mayor emotividad la tiene contigo, con lo que siente por ti, es natural que también se vuelva contra ti. Lo mejor es que te vayas, probaremos hoy y según sea su reacción, te irás más o menos tiempo, voy a hablar con Vilches

Adiós Alba // AlbaliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora