Adiós Alba // Albalia

Capítulo 5

Pero Natalia en su casa, vivía un calvario que no compartía con nadie, todo eran recuerdos de Alba, escuchaba su risa y la piel se le erizaba, se había puesto la cinta del banquete de la boda, allí estaba, tan guapa, tan sonriente ¿cómo podía haberla engañado?, era la pregunta que más se repetía. Tenía su mano apoyada en la frente mientras notaba el suave roce de su pelo en su piel, su piel que tan hambrienta estaba de caricias que sólo Alba sabía cómo saciar.

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Al día siguiente cuando Natalia llegó al hospital, saludó a Teresa que prefirió no hondar más en la herida, y le preguntó por el niño, Natalia le contestó y se marchó. Al poco rato llegó una Alba con mala cara.

T_ ¿Alba que te ocurre?.

A_ Nada no he podido cerrar los ojos en toda la noche, ¿ya ha venido?.

T_ Sí, y creo que ella tampoco pudo cerrar los ojos ¿eh?, ¡qué lastima!.

A_ ¿Por ella? –la miró un tanto ofendida.

T_ Pues sí, porque con menudo lío se ha encontrado.

A_ Vale Teresa, muchas gracias, en lugar de apoyarme encima me hundes más, ¡gracias!.

T_ Alba, Alba... ¡vaya ahora se enfadará conmigo como si lo viera!, nada chica que es cierto que un tercero siempre sobra.

L_ Buenos días Teresa, ¿qué te pasa?.

T_ Nada Laura, Alba y Natalia, que me tienen nerviosa.

L_ La verdad que es un poco incomodo sí, pero bueno, vamos a ver qué pasa.

Lu_ Buenos días, ¿ha llegado ya Alba? –las dos se cruzaron una mirada repleta de fastidio.

T_ Sí.

Lu_ Gracias Teresa.

L_ Pues fíjate Teresa, no tendría mucho sentido que estuviera así de feliz, si fuera todo mentira, ¿no?.

Teresa elevó sus hombros en señal de extrañeza.

En el cuarto de médicos, se hallaba una apática Natalia, jugueteaba con la taza de café cuando entró Luna, al verla se detuvo en la puerta pero después pasó para ponerse su bata.

Lu_ Buenos días Natalia –ella no contestó ni siquiera la miró-. La verdad que... no me es nada fácil estar así contigo –la miraba pero Natalia no hacia ningún gesto, seguía jugueteando-. Yo siento lo que ha pasado, pero Alba es maravillosa y me cautivó desde el principio, siento de verdad esto.

Natalia seguía guardando silencio, mirando fijamente la taza de café. Luna no sabía muy bien si estaba pasando de ella, o es que sus palabras no le afectaban, así que volvió a insistir.

Lu_ Natalia yo no quiero que esto influya en nuestro trabajo, las relaciones empiezan y se acaban, verás yo...

N_ ¿Decías algo? –le preguntó Natalia poniéndose en pie ante el gesto extraño de Luna se apresuró a recoger su bata y a despedirse-. Me pareció oírte hablar, bueno, hasta luego.

Lu_ ¡Joder con la tía!.

Al salir se dirigió al muelle y a mitad camino, en medio del pasillo la abordó Alba.

A_ Nat, Nat espera Natalia –ella la omitía de una manera dañina hasta que Alba tiró de su brazo y la detuvo-. ¡Natalia joder!. Necesito hablar contigo.

N_ Tú y yo no tenemos nada de que hablar.

A_ A mí me parece que sí.

N_ Mira llevo prisa, así que primero suéltame y después mantén tu boquita cerrada con lo que respecta a mí.