Capítulo 61

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Entre tanto en casa de las chicas, las tres mujeres habían preparado la cena, Pedro había entrado al despacho de su hija para poder utilizar su ordenador, debía mandar una información por email y pensó que Natalia no se enfadaría. Al entrar a aquel cuarto sencillo, ligero de muebles, tan solo la mesa de madera fuerte, el portátil sobre ella, una lámpara moderna, un sillón que pudo contrastar era comodísimo y una librería repleta de libros. Justo al lado de la única ventana que había en el cuarto, una planta hermosa que le daba un toque realmente hermoso. No había estado nunca en aquel lugar, era una visión totalmente nueva para él, y al sentarse, sobre la mesa había un portarretratos, el hombre lo miró con los ojos entrecerrados, su mano derecha lentamente se dispuso a tomarlo para observarlo de cerca, allí dos mujeres medio abrazadas, dos mujeres sonrientes con los ojos repletos de felicidad y la luz en su rostro de la dicha iluminaba aquella fotografía, conocía lo suficiente a su hija como para entender que aquel retrato estaba allí porque aquella sonrisa que mantenía Alba era la que le había cautivado, la que le había hecho ir contra corriente, la que le había dado la oportunidad de plantar cara y no sólo a su familia, a la sociedad de jerez, a sus compañeros, la sonrisa que había hecho a Natalia feliz. Sus ojos se tornaron grises, su boca sintió como se secaba, y con cuidado y la clase que le distinguía, apoyó su dedo índice de la mano que le quedaba libre sobre el labio inferior, con una expresión marcada en su rostro pensativa que se podía leer en las arrugas marcadas en su frente. Tras un suspiro dejó a un lado la fotografía, pensando intensamente en su hija, en esa hija que había sido su ojo derecho y la que por mucho tiempo pensó que le había fallado, esa hija que sin embargo se había mostrado valiente a la hora de luchar por lo que ella creía y quería, Rosario en los últimos días había estado convenciéndole de muchas cosas, su mujer había cambiado y él sabía que debía aceptar aquel cambio y dar un paso adelante, lo había conseguido al poder entender el dolor por amor en el rostro de Alba, lo había entendido cuando veía a su hija, con su mujer y su hijo, formando una familia. Y por primera vez desde que Natalia les dijo cuales eran sus motivos para no casarse con Fernando, comprendió, acepto y se sintió orgullosa de ella. Una sonrisa ladeada, se escapó al notar como su cansado corazón latía más tranquilo. Entonces tras darle a la tecla on, el ordenador se fue encendiendo, lentamente, tras los pasos pertinentes y cuando hubo arrancado, otra fotografía como fondo de pantalla, le arrancó esta vez sí una sonrisa repleta. Natalia y Alba estaban sentadas en el suelo con Daniel entre ellas, el niño tenía una sonrisa tan amplia como las dos mujeres, Alba tenía apoyada su cabeza en el hombro de Natalia y nuevamente el brillo de sus ojos denotaba todo cuanto había visto durante los cinco meses que habían vivido en aquel infierno. No pudo más que sonreír orgulloso.

Mientras, fuera las tres mujeres esperaban ansiosas que La Campanera de Teresa comenzara a dar señales. Entre tanto hablaban del futuro de la pareja y Rosario se enteró de lo que Pablo había significado en la vida de su nuera, al ver el dolor reflejado en los ojos de Encarna no pudo más que darle la mano y sonreírle.

En_ Eso es el pasado, ahora tienen un futuro repleto de fuerza, repleto de ilusión

R_ Así es Teresa, yo creo que esta vivencia tan amarga, les ha demostrado que para vivir en pareja tienen que estar seguras de muchas cosas, no es fácil para nadie, yo creo que mucho menos para ellas, simplemente porque tiene el añadido de nuestra incomprensión, la incomprensión de la sociedad y contra eso tiene que ser un amor muy fuerte para contrarrestar todo cuando les hemos hecho sufrir. Necesitan gente como vosotras dos, les habéis apoyado incondicionalmente y eso me ha enseñado a mí que debía pensar antes en mi hija que en el resto del mundo.

T_ Bueno Rosario, creo que de esta hemos aprendido todas muchas cosas, nos han demostrado que se aman por encima de todo lo malo. Y tan solo una mentira donde más les podía doler provocó este cataclismo

Adiós Alba // AlbaliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora