Capítulo 48

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Afuera en el porche se encontraba un Pedro que parecía haber sufrido un pequeño shock con las palabras de Encarna, Alba que temía que pudiera enfadarse se acercó hasta él y se sentó a su lado.

A_ Pedro... yo... quiero que disculpe a mi madre.

P_ No tengo que disculpar a tu madre por decirme la verdad –dijo levantando la cara y mirando el horizonte un atardecer rojo enrabietado.

A_ Lo han pasado muy mal...

P_ Lo sé, lo sé, por eso quiero darte una cosa.

A_ ¿Qué es? –sonrió al ver que sacaba de su bolsillo un sobre.

P_ Son dos billetes para un crucero, os lo merecéis, no tienen fecha porque no sabía cuando Natalia podría hacer el viaje por eso, cuando tú creas conveniente os vais.

A_ La verdad... que no sé como agradecer...

P_ Vamos Alba... no me quieras dar las gracias, lo hago porque habéis sufrido mucho y merecéis este descanso, recuperar fuerzas y hablar.

A_ Si –sonrió ampliamente-. ¿Puedo darle un abrazo?.

P_ Pues... si –sonrió de lado un tanto desconcertado por la pregunta.

Se reunieron todos en el comedor, cuando salieron las dos, vieron a un Pedro con gesto de máxima concentración hablando con Encarna, Natalia lo primero que hizo fue buscar a Alba, sus ojos recorrieron todo el comedor y no la vio, aquello le hizo dar un vuelco el corazón, sintió miedo.

R_ ¡Ya estamos aquí!. ¿Y Alba? –agradeció que su madre lo preguntara.

En_ Está con Teresa cambiando a Daniel –les sonrió.

R_ Bueno cariño pues cuando quieras.

P_ Natalia cuídate hija, espero poder solucionar lo que tengo y volver pronto.

N_ No te preocupes –seguía buscando la figura de su mujer tras la puerta.

R_ Esperamos a que salgan ¿no Pedro?.

P_ Sí claro.

En_ ¡Alba! –la llamó su madre sobresaltando a Pedro y provocando en Rosario una sonrisa-. Esta hija mía, ¡dios me pone de los nervios!.

N_ A mí también –susurró Natalia guiñándole el ojo.

En_ A ti también, a ti también –repitió poniéndole un gesto gracioso.

A_ ¡Mamá se puede saber por qué me gritas!.

En_ ¿Y por qué te voy a gritar yo?, mira, puede ser porque tus suegros se van y tú eres muy lenta

A_ Vale, vale –se acercó dándole el niño a Rosario omitiendo a una Natalia que la miraba fijamente.

T_ Estaba llorando –le dijo acercándose a Natalia-. Tú verás que haces o espabilas o te espabilo.

N_ Espabilada estoy –le susurró mirándola con dureza-. La niña de tus ojos no puede llorar un poquito ¿eh?.

T_ La niña de mis ojos lleva mucho tiempo llorando por ti guapa –hablaban en voz baja casi inaudible para el resto.

P_ Venga será mejor que nos despidamos ya o caerá lo noche y no me apetece conducir sin luz.

R_ Bueno Teresa volveré pronto –se abrazaron besándose.

T_ Eso espero.

A_ Os espero afuera –dijo Alba que quería tomar aire fresco pues sus lágrimas eran complicadas de retener.

Adiós Alba // AlbaliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora