Capítulo 35

695 54 0
                                    

Az_ Alba...

N_ ¿Ella? -no la miró tan solo apretó sus manos una contra la otra sintiendo una oleada de dolor

Az_ Sí, creo que se lo dijo Teresa pero como esa mujer no puede ni verme...

N_ Ya

Az_ Bueno... ¿qué dices?

N_ Está bien... -levantó su mirada, la miró fijamente a los ojos y le dijo-... me voy contigo –le sonrió.

-----------------------------------------------

Justo en el momento en que Natalia respondía a Azucena afirmativamente, su teléfono sonó, ella lo miró un tanto pensativa por si era Alba y Azucena por su parte dio un profundo resoplido porque le había salvado nunca mejor dicho la campana.

N_ ¿Si?

T_ ¿Natalia cariño eres tú?

N_ Sí Teresa, soy yo

T_ Mira que te llamo porque Azucena no ha venido ni ha dado señales de vida.

N_ La tengo aquí delante –la miró mientras ella le mostró una fría sonrisa

T_ ¿Ah si?

N_ Sí –Azucena se retiró mientras hablaba Natalia buscando donde podía estar Carmen

T_ ¿Y... digo yo... cómo se ha enterado de la dirección?

N_ Alba –confirmó con tono muy pero que muy dolido

T_ ¡Ah! –murmuró conteniendo la respiración

N_ Bueno voy a dejarte porque me voy con ella a Madrid y quiero hacerme la maleta

T_ ¿Pero qué dices? –su pregunta resonó de manera aguda en el oído de Natalia

N_ Pues lo que has escuchado

T_ ¿Pero hija, tú has pensado bien lo que vas a hacer? –perdió la tranquilidad

N_ No tengo nada que pensar –le contestó ofendida

Mientras, Azucena entró en la cocina inesperadamente dando un susto a las mujeres que hablaban tranquilas. Ella se mostraba nerviosa y muerta de miedo ante la reacción de Natalia. Al verla entrar tan alterada las mujeres se levantaron nerviosas

Ca_ ¿Qué te pasa?

Aa_ Que Natalia dice que se viene conmigo –hablaba con los ojos muy abiertos frotándose las manos

Ca_ ¿Cómo?

En_ De ninguna manera... aunque le estaría muy bien empleado a Alba por bruta

Ca_ Tenemos que hacer algo

Az_ Pues sí... y rápido que quiere hacer la maleta

Carmen fue en busca de Rosario y Pedro, y una vez entraron, todos se quedaron hablando en la cocina mientras afuera Natalia seguía discutiendo con Teresa.

N_ ¡Qué no Teresa no me cuentes historias! –exclamaba nerviosa-. ¡Qué le da igual!, quiere quitarme del medio como sea, ¡pues muy bien, me largo!, ¡qué le den! –notaba como sus latidos iban aumentando, notaba como una sensación de abandono llegaba y se depositaba en su alma

T_ Pero Natalia hija... ¡si fuiste tú quien la llamo!

N_ Y ella quien la mandó aquí

T_ Natalia la hubiera mandado yo de venir por aquí tal y como tú me dijiste, por favor tranquilízate, ¡Natalia!, ¡Natalia!, ¡anda y ahora va y me cuelga!

Adiós Alba // AlbaliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora