Adiós Alba // Albalia

Capítulo 42

Dejó el abrigo en el perchero de la puerta, sintió frío y apresuró su paso hasta la habitación, volvió a hacer toda la misma maniobra, se aseguró que Natalia dormía, despacio se acostó y para no molestarla se puso de lado dándole la espalda, tras un suspiro cerró los ojos tratando de dormir, pero le era imposible, notó como Natalia se movió y su cuerpo se puso rígido sin poderlo evitar, notó como se aproximaba a ella... notó como se acercaba hasta su oído y a notar el roce de su boca en su cuello sintió un escalofrío.

N_ ¿Por qué te has ido?, te dicho que no me dejaras –le susurró con su cálida voz repleta de deseo

A_ He salido a tomar un poco de aire –le contestó pero su voz era un tanto temblorosa por el susto y su propio deseo

N_ Ya –metió su mano por la sábana hasta llegar con decisión al pantalón de Alba que suspiró-. Y me dejas solita

A_ Nat será mejor que te duermas –trató de moverse para evitar lo que Natalia quería encontrar

N_ ¿No quieres?

A_ Hoy hemos tenido un día difícil cariño... para ti no sería demasiado bueno...

N_ ¡Ah, la sabelotodo ha hablado! –murmuró mientras le mordía el lóbulo de la oreja

A_ Nat por favor –susurró casi extasiada tanto por el mordisco como por el recorrido de la mano.

N_ Nat ¿qué?... ¿paro?

A_ Ahora ya no –se tapó la boca mordiendo la almohada

N_ Pues creo que sí, no debes estar pasándolo bien... te veo sufrir –retiró su mano se separó y se apoyó con el codo en la almohada

A_ Nat –se giró aún con la respiración cortante

N_ ¿Qué? –la miró sonriente

A_ No seas mala...por favor...

N_ No soy mala... pero me has cortado el rollito, la próxima vez, no te quejes.

Se dio la vuelta con una sonrisa amplia de oreja a oreja dejando a Alba con cara de circunstancias, no entendía nada, solo sentía un profundo dolor de su propio deseo. Negó con la cabeza y se acostó nuevamente

N_ Ahora bien...

Se dio la vuelta poniéndose cara a ella, Alba tenía la mirada fija en el techo aún su respiración estaba alterada por la caricia tan íntima con la que Natalia la había desafiado, ésta se detuvo en sus palabras y comenzó con su pie izquierdo a subir lentamente por la pierna de una Alba que cerró sus ojos, aquello empezaba a ser un martirio para ella.

A_ Nat –le advirtió con tono un tanto nervioso

N_ ¿No quieres?... porque a mi me apetece mucho –le sonrió mientras se mordía el labio

A_ No es que no quiera –suspiró profundamente tan profundamente que notó como sus pechos se alzaban como jamás en la vida lo habían hecho ante su movimiento-... verás...

N_ Eso... quiero ver, ¿qué me vas a enseñar? –detuvo su pie a mitad pierna

A_ Te voy a enseñar que debes relajarte y dormir

N_ ¡Qué sosa hija!, ahora nuestras mamis duermen –metió esta vez su mano nuevamente por debajo de la sábana rozando su barriga, ante el movimiento de Alba sonrió-. ¿Te gusta, eh?

A_ Sabes que sí... pero... una de las dos debe ser consecuente... Nat... Nat... por Dios –decía a punto de perder los nervios, había tratado de alejarse un poco de ella pero era imposible, Natalia era el imán que la atraía como si toda ella fuera hierro