Adiós Alba // Albalia

Capítulo 60

A_ ¡Natalia! –la voz resonó por toda la montaña podría escucharla si iba caminando podría hacerle volver si aún le quedaba un pequeño sentimiento hacia ella, y nuevamente desesperada elevó al cielo con sus pulmones repletos de dolor su voz rota por el llanto, y volvió a gritar entregando a ese viento sus últimas esperanzas-. ¡Natalia!.

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N_ ¡Alba!, ¡Alba cariño despierta!, Alba mi vida... –la zarandeaba en la cama con la expresión del temor reflejada en cada movimiento que hacía para sacarla de allí, de aquel lugar tenebroso en donde se encontraba

A_ Nat... Nat –se abrazó a ella muerta de miedo con la respiración agitada y sudando, mientras las lágrimas derrapaban por su rostro

N_ Ya está mi vida, ya pasó –la abrazaba con fuerza, con ternura, mientras trataba de arreglar su despeinado pelo, trataba de calmar lo que veía en sus ojos un miedo atroz-. Ya está, estoy aquí

A_ Te ibas... me dejabas... me moría...

N_ Alba cariño, ¿cómo me voy a ir?, nada más ha sido una pesadilla, sólo eso.

A_ No me dejes por favor –se aferraba a aquellos brazos, aquel cuerpo que la estaba meciendo y protegiendo de aquel miedo

N_ A ver... mírame – Natalia separó un poco su cuerpo para poder quedar cara a cara con ella, le tomó de la barbilla, le limpió las lágrimas que caían aún por el miedo que había sentido-. Jamás te dejaré... te quiero como no he querido a nadie en mi vida, eres la persona más importante para mí ¿vale? –la miró con ímpetu

A_ Vale... pero lo vi tan real –decía llorando

N_ Es solo una pesadilla Alba... –insistía con una sonrisa tierna dibujada en sus labios mientras retiraba sus lagrimas

A_ Me decías que habías hecho el amor conmigo por agradecimiento a cuanto había hecho por ti –un hipo provocado por el sofoco la hizo detenerse-. Porque te apasionaba... pero solo por agradecimiento... –hacía continuados pucheros como si aquella parte de la pesadilla le hubiera impactado aún en la realidad

N_ Bueno... en algo tiene razón esa pesadilla –la miraba con sus ojos repletos de ternura y ante el gesto de Alba agregó-. En que me apasiona hacerte el amor, en que me vuelve loca –Alba sonrió con pesar mientras le daba un golpecito suave en el brazo. Natalia se acercó poco a poco a ella besándola con ternura mientras con sus dos manos le sujetaba la cara con cuidado como si fuera algo sagrado-. Ay Alba, ¡mi niña!, que ya vuelve a ser la Alba mía, la Alba de siempre –la miró fijamente a los ojos y le susurró con su voz suave como la seda al desgarrarse-. La mujer que amo más que a mi vida.

A_ ¿Tú Alba? –trataba de tragar saliva porque los besos de Natalia siempre la dejaban trastornada y después de lo que acababa de vivir mucho más

N_ Sí, la Alba niña que me gusta, la Alba atemorizada que me busca por la noche en la cama, la Alba llorona que quiere que la mime hasta la saciedad, mi Alba –volvió a besarla con pasión-. Pero la nueva Alba que encontré al despertarme me vuelve loca igual ¿eh? –le sonrió

A_ Te quiero...

N_ Vamos a hacer una cosa cariño... vas a ducharte, voy a preparar una cafetera mientras te arreglas bien cargadita, vamos al sofá, he encendido la chimenea tengo preparada la mantita –Alba cerraba los ojos y se mordía el labio pensando en lo que llegaría bajo aquella manta-. Y, hablaremos.

A_ ¿Hablar?

N_ Eso he dicho,

A_ ¡Joder Nat!, ¿de qué quieres hablar? –la miró nuevamente desconcertada y un tanto asustada