Capitulo FINAL

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–¿No te parece que es lo mejor que podía haber ocurrido? Es una preocupación menos. Hubiéramos tenido que decirle que se fuera, en cualquier caso. Creo que también ella adivinó la verdad. ¿Te fijaste en su cara? Cuando veníamos en el coche, no la podía olvidar.

–No me gusta esto. No me gusta nada.

–¿Qué puede hacer? ¡Nada! Si se ha marchado, tanto mejor. El que la llamó sería Bogum, seguro. Le habrá contado lo de Hyuk y lo que ha dicho Kang. Acuérdate que éste nos ha dicho que si alguien trata de hacerte un chantaje, se lo digas. No se atreverán. No pueden. Es demasiado peligroso.

–No estoy pensando en un chantaje.

–¿Y qué otra cosa podrían hacer? No te preocupes. Tenemos que olvidarlo todo, como nos dijo Kang. Ya ha acabado todo. Lo que deberíamos hacer es arrodillarnos y dar gracias a Dios.

Chanyeol se quedó mirando al vacío y callado.

–Se te va enfriar la langosta –le dije–, cómetela. Te sentará bien. Tendrás debilidad y estás cansado.

Ahora era yo quien le decía las palabras que antes escuché de sus labios. Me sentía mejor y más fuerte. Yo era quien tenía que cuidarle a él. Estaba pálido y agotado. Yo me había sobrepuesto ya, y el que sufría era Chanyeol. Lo que le pasaba era que tenía hambre y estaba cansado. No había motivo para preocuparse. ¿Que se había ido la señora Hyeyoung? Eso más teníamos que agradecer a Dios, pues simplificaba las cosas y nos las hacía más fáciles

–Anda, come.

«Desde ahora en adelante –me dije– todo va a ser completamente distinto. Ya no me asustarán los criados, y desaparecerá mi timidez. Ahora que se ha marchado la señora Hyeyoung aprenderé, poco a poco, a llevar la casa. Bajaré a la cocina para hablar con el cocinero. Los criados aprenderán a obedecerme y a respetarme, como si la señora Hyeyoung no hubiese existido nunca. También procuraré enterarme de la marcha de la finca. Sehun me lo explicará todo». Estaba seguro de que a Sehun le era simpático. También me gustaba él a mí. Me enteraría de todo y aprendería a ayudar. Los asuntos de la alquería y la labranza. Puede que me dedicara al jardín, y mandara cambiar algunas cosas. Por ejemplo, aquel claro entre los árboles, con la estatua del sátiro. No me gustaba. Regalaríamos la estatua. Sí me lo proponía podía hacer muchas cosas poco a poco. Tendríamos invitados, y no me importaría. Al revés, el preparar los cuartos para los huéspedes, poniendo en ellos flores y libros, y el decidir sobre las comidas, todo ello me serviría de entretenimiento.

Y tendríamos hijos. Estaba seguro.

–¿Has terminado? –preguntó Chanyeol de repente–. Yo no quiero nada más. –Y
dirigiéndose al maître–: traiga café, muy cargado, y la cuenta.

¿Por qué teníamos que marcharnos con tanta prisa? ¡Estaba tan agradable aquello! Y no teníamos nada que hacer. Me encontraba muy a gusto, con la cabeza apoyada sobre el respaldo del díván, planeando perezosamente nuestra vida futura.
Hubiera preferido quedarme allí un buen rato. Salí del restaurante detrás de Chanyeol, reprimiendo un bostezo y arrastrando las piernas. Cuando estuvimos en la acera de la calle me dijo:

–¿Crees que podrás dormir en el asiento de atrás si te arropo bien con la manta? Tienes un almohadón, y puedes usar, además, mi abrigo.

–Pero ¿no íbamos a quedarnos a pasar la noche en un hotelíto de la carretera?

–Sí. Pero no sé por qué tengo el presentimiento que deberíamos llegar a Manderley lo antes posible. ¿No podrías dormir en el coche?

–Sí... –dije no muy seguro– Puede que sí.

Tras la sombra [Chanbaek]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora