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–Tienes que hacerle venir la próxima vez. Siéntate, hijito, siéntate donde pueda yo verte. Y tú, Yoo, ven aquí, al otro lado. ¿Cómo está ese pillo de Minhyun? Es un pícaro; no viene a verme nunca.
–Vendrá a verte en agosto. ¿Sabes que sale ahora de Eton y va a Oxford?
–Estará hecho un hombre, ¿eh? No le voy a conocer.
–Está más alto que Seungho–dijo Yoora.
Continuó hablando con la anciana, contándole cosas de Seungho, de Minhyun y de sus caballos y perros.
Sacó la enfermera sus agujas de hacer punto, y se puso a trabajar, entrechocándolas vigorosamente.
–¿Le gusta a usted Manderley, señor? –me preguntó, mirándome llena de vida y animación.
–Me encanta, gracias.
–Es un sitio precioso, ¿no? –dijo, mientras las agujas se lanzaban furiosas estocadas–. ¡Claro! Ahora ya no vamos, no podría la señora. Y lo siento. Echo mucho de menos aquellos días de Manderley.
–Tiene usted que venir sola algún día.
–Muchas gracias. Me gustaría mucho. ¿Su marido está bien?
–Sí, muy bien.
–Pasaron ustedes la luna de miel en Italia, ¿verdad? Nos gustó mucho la postal que nos mandó su marido desde allí.
Se me ocurrió si usaría el «nos» como los reyes, o si quería indicar que la abuela de Chanyeol y ella eran una sola persona.
–¿Envió una? No me acordaba.
–¡Ya lo creo! Causó gran remolino. Esas cosas nos encantan. Tenemos un libro de recortes, y pegamos, en él todo lo que se relaciona con la familia, siempre que sea agradable, naturalmente.
–¡Qué buena idea! –dije.
De vez en cuando oía retazos de la conversación de Yoora al otro lado de la silla.
–Sí, tuvimos que poner una inyección al pobre Bobby –decía–. ¿No te
acuerdas de Bobby? ¡Nunca tendré un caballo que salte como él!–Pero..., ¿quieres decir Bobby? –dijo la abuela.
–Sí; pobre. Se quedó completamente ciego.
No me pareció muy discreto hablar de ceguera allí, y miré a la enfermera. Esta continuaba muy atareada, moviendo ruidosamente las agujas.
–¿Va usted a las cacerías de zorros? –dijo.
–No; siento decirlo, pero no cazo –respondí.
–Puede que le tome usted afición. Por estas comarcas, las cacerías nos gustan a todos.
–Sí.
–Mi cuñado es muy aficionado al arte –dijo Yoora a la enfermera–. Ya le he
dicho que Manderley está lleno de lugares que servirían para cuadros muy bonitos.–¡Qué bien! –dije yo.
–Estamos hablando de dibujos –gritó Yoora a su abuela– ¿A que no sabías tú
que tenías un pintor en la familia?–¿Quién es ese pintor? –dijo la buena señora– ¡No conozco a ninguno!
–Tu nuevo nieto –dijo Yoora–. Pregúntale el regalo de boda que le he hecho.
Sonreí, esperando la pregunta. Volvió la anciana la cabeza hacia mí, y dijo:
–¿De qué está hablando Yoo? No sabía que fueras pintor. Nunca hemos tenido
pintores en la familia.
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Tras la sombra [Chanbaek]
Hayran KurguBaekhyun con un marido al que apenas conoce, el joven esposo llega a este inmenso predio para ser inexorablemente ahogado por la fantasmal presencia de la primera señora de Park la hermosa Ryujin, muerta pero nunca olvidada. Su habitación permanece...