Salió del cuarto, y yo me senté en el banco de la ventana, mirando hacía fuera.
Chanyeol volvió a coger el periódico. Callamos los dos, pero, pasados unos momentos, dije:-Perdóname, Chanyeol; lo siento mucho. Soy un descuidado. No comprendo cómo ocurrió. Estaba colocando esos libros en el escritorio, para ver si podían quedarse allí, y el Cupido se escurrió.
-Pero, hombre ¡Tonto! Olvídalo. ¿Qué importa?
-Sí que importa. Debí tener más cuidado. La señora Hyeyoung debe de estar furiosa conmigo.
-Pero..., ¿por qué demonios tiene ella que ponerse furiosa? ¿Acaso era suya la porcelana?
-No.... ¡pero está tan orgullosa de todo! Es terrible pensar que nunca se había
roto nada en aquel cuarto. Tuve que ser yo.-¡Más vale que fueses tú que no el pobre Luhan!
-¡Hubiera preferido que fuese Luhan! La señora Hyeyoung no me lo perdonará nunca.
-¡Al diablo la señora Hyeyoung! -dijo Chanyeol-. No es ningún dios. Francamente, no te entiendo. ¿Qué quieres decir con eso de que le tienes miedo?
-No, no es miedo precisamente. No la veo mucho. No te puedo explicar.
-Haces cosas rarísimas -dijo Chanyeol-. Debías haber llamado cuando se te rompió el Cupído, y haberle dicho: «Tome, señora Hyeyoung, mande arreglar esto». Ella lo hubiera comprendído. Pero no; tuviste que recoger los pedacitos, meterlos en un sobre y luego esconderlos en un cajón. Como te he dicho, eso lo hace una segunda doncella, pero no el señor de la casa.
-Yo soy como una segunda doncella -dije lentamente-. Sé que lo soy en muchas cosas. Por eso me entiendo tan bien con Wendy. Estamos a la misma altura. Y por eso me quiere ella. El otro día fui a ver a su madre. Y, ¿sabes lo que me dijo? Le pregunté si Wendy estaba contenta con nosotros, y me respondió: «Ya lo creo, jovén; Wendy está muy a gusto. Me dijo el otro día: ¿Sabe usted? No es como estar con un hombre. Es igual que estar con una como nosotras». Chanyeol, ¿sería eso un piropo o no?
-¡Dios sabe! Por lo que yo me acuerdo de la madre de Wendy.... más bien lo
tomaría como un insulto, Tiene siempre su casita toda desordenada y huele a repollo cocido. Hubo una época en que tenía a su cargo nueve hijos, y todos menores de once años. Se solía pasar el día trabajando en el jardín, descalza, y con una media en la cabeza. Casi tuvimos que decirle que dejara la casa. Cómo se las arreglaba Wendy para ir siempre tan arreglada y limpia, no lo sé.-Ha estado viviendo con una tía -dije, algo aplacado-. Y ya sé que mi pantalón de franela tiene una mancha delante, pero yo nunca me he paseado descalzo ni me he puesto una media en la cabeza. -¡Comprendía por qué a Wendy no le parecía mi ropa interior tan mal como a Soojin!-. Por eso -continué- prefiero ir a ver a la madre
de Wendy mejor que a las personas como a la mujer del obispo. Esta no me dijo que yo era como ella, cuando es claro que existen muchas diferencias.-Y si te pones ese pantalón sucio para visitarla, no me extraña.
-¡Claro que no fui a verla con el pantalón viejo! Llevé un traje. Además, no pienso gran cosa de la gente que juzga a los demás por la ropa.
-No sé; pero me imagino que a la mujer del obispo le importa un ardite la ropa y los trapos -dijo Chanyeol-; pero, seguramente, se quedaría sorprendida si estuviste todo el tiempo sentada en el borde de la silla diciendo «sí» y «no», por todo hablar, como gallina en corral ajeno. Y eso es, precisamente, lo que hiciste la única vez que fuimos juntos a devolver una visita.
-Yo no puedo remediarlo si soy tímido.
-Ya lo sé, bebé, ya lo sé. Pero es que ni siquiera tratas de dominar tu timidez.

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Tras la sombra [Chanbaek]
FanfictionBaekhyun con un marido al que apenas conoce, el joven esposo llega a este inmenso predio para ser inexorablemente ahogado por la fantasmal presencia de la primera señora de Park la hermosa Ryujin, muerta pero nunca olvidada. Su habitación permanece...