5. Primer intento

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—¿Qué quieres Cherry? —Alek me observa entrar con mi nuevo atuendo.

—Solo quería agradecer a saydaa por su generosidad. —Me acerco despacio a él con la vista clavada en el piso—. ¿Puedo?

—Puedes hacerlo.

Levanto el rostro y envuelvo su cuello con mis brazos, acerco sus labios a los míos y lo beso con tanta intensidad con la que soy capaz, Alek gime en mi boca, ni siquiera el puede resistirse a mis besos.

El árabe si.

Eso está por verse, en cuanto pruebe mis labios lo haré caer rendido a mis pies. Alek me pega a él y recorre mi cuerpo con lascivia, hace meses que no tengo un orgasmo y estoy decidida a tener uno hoy.

—¿A qué hueles?

—Cereza, fue un regalo de Max ¿Te gusta saydaa?

Ladhidh.

Me sienta sobre su escritorio, abre mis piernas y hace a un lado mi tanga, su pene erecto me penetra con salvajismo, ambos gruñimos.

Con Alek todo es despiadado e impersonal pero así me gusta, por eso es el único que logra hacerme llegar al climax, nada de caricias aburridas y palabras falsas, es pura necesidad animal que nace del desprecio que nos tenemos mutuamente.

¿Por qué cojo con el hombre al que más odio?

Es muy sencillo.

En primera no tengo opción, Alek me tomaría por la fuerza después de haberme azotado hasta dejarme sin energía para defenderme, así que no sirve de nada resistirme.

En segunda, es el único hombre que sabe complacerme, aunque lo odie tomaré lo poco que me da, cuando no se tiene nada en la vida lo más mínimo se vuelve importante.

—Hoy viene Ömar otra vez —comenta mientras me embiste.

—Lo sé.

—Se le ha reservado la habitación tres. —Ya lo suponía—. Más te vale estar preparada.

—Lo estoy saydaa.

Es otro de los motivos por los que estoy recurriendo a Alek, después de tener un orgasmo se me hace más llevadero soportar el dolor. Imaginé que el primer intento del árabe sería torturarme. Que poco original.

La puerta de la oficina de Alek se abre de repente y Cinnamon entra, se queda petrificada contemplando la escena, su gesto iracundo es tan satisfactorio para mí. Alek se separa y aún con los pantalones abajo se gira hacia ella y abofetea su rostro.

—¿Quién mierda te crees para entrar así a mi oficina?

Ella se toca el lugar donde la mano de Alek se estampó, sus ojos llenos de lágrimas me confirman lo que yo ya sospechaba desde hace mucho tiempo. Ella está enamorada de él.

Estúpida.

¿Disfrutar del dolor de Cina me convierte en una mala persona? Supongo que sí pero no puedo evitarlo, ella y yo nos tenemos un desprecio innato, como los perros y los gatos, es instinto.

—Te pregunté algo. —Ella quita su vista de mi y la dirige al rostro de él.

—Lo siento —murmura Cina y el vuelve a abofetearla.

—Baja la vista. —Alek escupe cada palabra con mucha rabia, a mí nunca me ha hablado así.

¿Debo sentirme afortunada?

—¿Qué es lo que quieres?

—¿Podemos hablar en privado saydaa? —pide ella.

No, él me está cogiendo.

PENUMBRADonde viven las historias. Descúbrelo ahora