32. Perdóname

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—Me quedé dormido. —Bosteza gracioso y a mí me late un el corazón de prisa—. Últimamente me pasa seguido.

—Te ves hermoso cuando duermes. —Mis dedos cepillan su cabello.

—¿Qué hora es? —Busca en el pantalón deportivo el móvil—. Es temprano, no puedo salir.

—¿No puedes salir? ¿Por qué?

—Porque no, ayúdame con algo.

—En lo que quieras. —Le doy un beso casto en los labios y él se pone de pie, camina a la estantería y toma varios tubos de cremas.

—Vamos a la ducha y aplícame este exfoliante. —Me entrega un tarro—. Después está crema para bronceado. —Un tubo plateado—. Y cuando salga de la cámara esta crema humectante ¿Entendiste?

—¿Para que necesitas todo esto? ¿Por qué usas una cámara de bronceado?

—Para mantener el tono de mi piel obviamente, ya te dije que no tolero la luz del sol.

—No entiendo eso de que no toleras el sol, te he visto a la luz del día, cuando llegamos a Dubái, fuimos a la playa, a Abu Dhabi.

—¿Aún no lo entiendes abtikari? —Acaricia mi rostro, me toma de la mano y nos metemos a la ducha.

Hago lo que me pidió con empeño, unto el exfoliante por toda la parte delantera su cuerpo aprovechándome un poco de la situación, el sonríe coqueto mientras lo manoseo por todos lados.

Me paso a su espalda para seguir con mi tarea, el tatuaje de la calavera me observa, hay algo raro en él, cierro los ojos tratando de recordar las veces que lo he visto.

—Tú tatuaje es distinto.

—Siempre ha sido igual.

—No, no se bien que es pero hay algo diferente ¿Por qué? —se da la vuelta para encararme.

—Siempre ha sido igual, deberías poner mas atención aibtikari.

—Estoy segura que no, dame una explicación y deja de darle la vuelta a mis preguntas como siempre lo haces.

—Lo haré pero no en este momento, aún no estás preparada. —Deja un ligero beso en mis labios y se gira. ¿Qué no estoy preparada? Odio que me trate así.

Retomo la aplicación del exfoliante, me hinco para tallarlo por sus piernas, sus nalgas redondas me llaman a gritos para darles una mordida, pego mis labios a ellas y lo hago su reacción no se hace esperar, contrae los músculos de su cuerpo ante mi agresión.

Mis dientes quedan marcados en su trasero creo que ahora luce mejor, entre tantos tatuajes que tiene necesita una marca que sea mía y pienso que también me gustaría tener una suya a parte de todos los moretones, cortes y mordidas que ya tengo.

—Quiero un tatuaje como los tuyos.

—Me agrada la idea, tu mente ya está marcada por mí ahora debo dejar una marca permanente en tu cuerpo.

Al terminar la ducha regresamos al sofá y prosigo con la crema para el bronceado, aún no comprendo el tema del sol, Ömar está lleno de misterios que me he propuesto descifrar para conocerlo mejor y el que mas me intriga es el de la oscuridad y está relacionado con tolerar la luz, mi perfecto árabe tiene una debilidad.

—¿Cuánto tiempo estarás ahí dentro?

—Sólo unos minutos, es una cámara de alta intensidad.

Ömar presiona los botones de la cámara y esta se enciende emitiendo una luz blanca azulada, luego se coloca unos extraños lentes sobre los ojos y se introduce en el centro del aparato.

PENUMBRADonde viven las historias. Descúbrelo ahora