28. Por ti

11.8K 1.3K 586
                                    

—¿Qué hiciste con Max? —cuestiono poniéndome de pie frente a él.

—No te preocupes, él no volverá acercarse a ti.

—Ömar ¿Qué le hiciste? Explícame como tienes otra ropa de un momento a otro. —Él extiende se mano para acariciar mi rostro.

Khaliqi —sisea—. No hagas preguntas de las que no quieres conocer las respuestas.

—¡Ömar ya! —grito furiosa—. Deja de tratarme como si fuera una tonta, como si no pudiera comprender las respuestas a mis preguntas.

Khaliqi —repite con enojo colocando una mano en mi nuca y acercándome a sus labios—. ¿Quieres respuestas aibtikari? ¿Vas a tolerar la verdad?

—Si, quiero que me lo digas ya —afirmo con rotundidad.

—Vamos entonces. —Su voz baja y ronca me da escalofríos.

Caminamos hacia ese sitio al que ya estoy familiarizada. Al abrir la puerta lo primero que veo es a Max, amarrado a la barra metálica en la que yo misma he estado retenida, los brazos separados extendidos lo mas posible y su cuerpo cuelga inerte.

Me acerco de prisa a él, negándome a creer que Ömar haya podido asesinarlo. No es que me importe la vida de Max, después de que intentó asfixiarme por segunda vez y pretender llevarme por la fuerza no puedo sentir sino desprecio por él.

Pero me niego a aceptar que mi precioso árabe sea capaz de hacer algo tan aberrante, Ömar es peligroso, lo sé, pero no pensé que de esta forma, no parecer ser de las persona que va asesinando a gente a su alrededor por simples altercados. Reviso el cuerpo de Max, aún respira débilmente, eso me devuelve el alma al cuerpo.

—¿Por qué lo tienes aquí?

—Va a pagar por lo que hizo —murmura cruzándose de brazos.

—Ömar él no me hizo nada grave.

Khaliqi ¿Tengo que recordártelo de nuevo aibtikari? —su mirada amenazadora me hace titubear.

Khaliqi... él no me hizo nada, déjalo ir por favor.

—No puedo pequeña, nadie toca lo que es mío.

¿Lo que es suyo? ¿yo soy suya?

Ömar hace descender la barra hasta que los pies de Max tocan el piso, jala su cabello hacia atrás para levantarle el rostro y lo abofetea hasta que comienza a recobrar el conocimiento. Lo suelta y se dirige hacia el área obscura, esa donde aguardan sus instrumentos de tortura. Max me mira con ojos saltones y llorosos.

—Nath mi amor, suéltame. —Que me diga mi amor después de lo que me hizo me enerva.

—No soy tu amor.

—¡Tu eres mía maldita puta! —grita colérico, su rostro desencajado lo hacen ver mas horrible.

—¿Y yo que debo demostrar?

—Que no eres un objeto sexual.

Recuerdo las palabra de Ömar en el centro comercial, no soy un objeto sexual, no volveré a ser la puta de nadie, solo Ömar puede hacer conmigo lo que desee, él es mi dueño porque así lo siento en mi interior, no es necesario que me compre para que yo me deba solo a él.

—Nunca más seré tu puta Max y por supuesto jamás seré tuya, me das asco, siempre me lo diste.

—No parecía eso cuando gemías mientras te estaba cogiendo.

—¿Tan imbécil eres que no sabes reconocer cuando una mujer está fingiendo Maxi?

—Te puedo demostrar como gime una hembra cuando está siendo bien cogida. —Ömar regresa con la mesita metálica con ruedas y muchas navajas que se aprecian en extremo afilados.

PENUMBRADonde viven las historias. Descúbrelo ahora