Khaliqi.
Abtikari duerme con su cabeza sobre mis piernas, la observo, sus facciones finas y seductoras, tan parecidas a las de la mujer que me abandonó, cuando me mira con sus ojos azules a veces siento que ya no podré seguir adelante con mis planes.
Al principio fue muy divertido someterla, llevarla al límite, hacerle ver que el dolor puede dar placer, eso es algo que yo aprendí a las malas, no como ella que lo aprendió a mi lado, he sido sutil con ella, sus ojos, su cabello rubio, su piel blanca e inmaculada, idéntica a las de esa mujer no me permiten ser mas duro.
Cada vez se acerca mas el momento de decirle la verdad, de responder sus preguntas, no puedo creer que aún no se haya dado cuenta de todo, no hemos sido muy discretos en esta ocasión pero creo que ella nos nubla el pensamiento o al menos a mi si me lo hace.
Debo recordarme una y otra vez porqué está aquí y que se irá en unos días, debo sacarme la maldita idea de la cabeza de conservarla, eso no es parte del plan, llegué a contemplar la idea por un instante pero no, no es posible.
Miro la hora en el móvil, ya puedo regresar a la casa, hemos pasado todo el día solos en mi refugio, mi sitio cuando no quiero ver a nadie, cuando quiero estar solo con mis pensamientos.
Todo un día con ella sin nadie que nos interrumpiera, solo fatati pero ella es otro asunto, tengo que hacer algo con su actitud, me está llevando al límite de mi paciencia, siempre que tengo una invitada se pone celosa pero ahora con Aibtikari está siendo insoportable.
Levanto su cabeza para poder ponerme de pie, ella no se inmuta, cada noche duerme plácidamente mientras yo la observo, me encanta verla dormir e idear miles de cosas para hacerle daño pero también para hacerla gemir.
Ella es como yo, no podía ser de otra forma, lo supuse desde que la vi por primera vez en el Burdel tan seductora y segura de si misma. La alzo en mis brazos, no pesa casi nada es tan delgada y bajita, no se donde cabe tanta dureza en ese pequeño cuerpo.
Camino a la casa, ella parpadea mientras atravieso el jardín, a la luz de la luna su pálida piel parece resplandecer. Sus ojos se abren y me miran, esa mirada azul celeste que a veces creo puede ver en mi alma oscura, sonríe y se pasa la lengua por el labio roto yo también quiero chupárselo, ese solo pensamiento me engrosa la verga.
Abtikari como te deseo.
—Me gusta cuando me llevas así, sólo espero que no me dejes caer en una tina de agua helada otra vez. —Reprimo las ganas de reírme, ya he bajado mucho la guardia con ella.
—Que bueno que despertaste, ahora podemos divertirnos una rato. —Parpadea perpleja.
—¿Vas a llevarme al averno otra vez?
—¿El averno? —Enarco una ceja.
—Así bauticé al sótano, porque ahí te transformas en el mismísimo demonio. —Esta vez es más difícil no reírme pero lo logro.
—Me gusta el nombre, vamos al averno a divertirnos, me pediste una marca y te la voy a dar.
No la bajo, me permito consentirla antes de lo que le voy hacer, apoya la cabeza en mi pecho e inhala fuerte, la piel se me eriza cuando hace eso y lo odio.
Odio que ella se de cuenta que ejerce una clase de hechizo sobre mi, la odio tanto y a la vez la deseo, creo que mi locura ha alcanzado un grado superior desde que apareció en mi vida. Respiro profundo y sigo caminado.
Ella se irá pronto.
Me lo repito una y otra vez, pronto acabará el martirio de sentirla cerca, de respirar el mismo aire que respira, el puto martirio de escucharla decir que me ama.
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PENUMBRA
Mystery / ThrillerTrilogía Oscuridad. Tomo 1 (Burdel) ¿Qué es lo peor que te puede pasar en la vida? ¿Ser una esclava sexual? ¿O enamorarte de alguien peligroso con un obscuro secreto que seguro te destrozará?