40. Confusión

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Árabe frío...

Árabe demente...

Ömar...

Amún...

Mierda, la cabeza me va a estallar de tanto pensar. ¿Y mi corazón? Está en un colapso total, dividido por dos hombres tan bellos como peligrosos. Los amo a los dos, los quiero a los dos conmigo, no puedo elegir a uno sin sentir que la otra mitad de mi corazón se desangra por el otro.

El único que te ha prometido quedarte es el demente.

A Ömar se lo he pedido muchas veces y siempre se negó, ahora Amún me da la oportunidad, la razón me dice que lo elija a él pero el corazón me grita dolorosamente que no puede resignarse a perder a mi otro árabe.

—Nath.

—Bésame damiya

—Te deseo de una manera insana...

—Dilo por favor, dime a quién amas.

Ömar me hizo el amor, Amún lo intentó y no pudo, uno puede darme amor de verdad, el otro solo pasión desenfrenada.

—No conozco el amor abtikari. Nadie nunca me ha amado.

—Yo te amo, tu reviviste mi corazón, lo sacaste de la oscuridad en la que estaba sumergido.

—Y lo envolví con la mía.

—Puedo vivir con eso si estás en la oscuridad para abrazarme.

Amún necesita alguien que lo ame, alguien que lo cuide, yo quiero hacerlo, quiero quedarme con él y sanar su corazón como el ayudó a sanar el mío.

Va a ser una tortura estar en esta casa con él y viendo a Ömar, su mirada fría, como se fué de mi habitación después de ese magnífico sexo, la forma en como se retiró de la sala de música al verme en la piernas de Amún, todo eso duele, arde en mi corazón.

Déjate de tonterías y sentimentalismos, el loco se va a quedar contigo, el otro está dispuesto a regresarte.

Si debo aceptarlo aunque duela, Ömar no pretende quedarse conmigo, Amún si y él será mi nuevo dueño y eso realmente me agrada porque también lo amo. Impulsada por ese pensamiento salgo de mi habitación y me dirijo a la de mi demente favorito, ya es de noche y aún no cenamos, con todo ese sexo delicioso que tuvimos por la mañana debe reponer energías para que siga cogiéndome como sólo el saber hacer. Abro la puerta de su dormitorio y entro decidida a seducirlo.

—¿Tienes hambre? No hemos cenado —pregunto deseando que me diga que no para poder saltarle encima.

—No pero tengo sed, tráeme un vaso de jellab —responde.

Bueno eso no me tomará tanto tiempo.

Beso sus labios para dejar la promesa de que cuando regrese le daré una buena batalla en la cama, el sexo con Amún nunca es lo mismo, toda esa intensidad de su posesión es jodidamente excitante.

Bajo a la cocina rápidamente, quiero regresar lo antes posible y meterme en la cama con él, mi corazón da un vuelco al ver a Ömar también aquí, paso por su lado y ni siquiera se toma la molestia de voltearme a ver, sigue enfadado conmigo y eso me estruja por dentro.

—Ömar... creo que debemos hablar. —Necesito explicarle lo que pasa en mi cabeza y en mi corazón, el debe entender el porqué de mis actos.

—No creo que haya nada que hablar damiya. —Su mirada triste me lapida el alma, quiero abrazarlo, quiero decirle cuanto lo amo para que su mirada deje de ser atormentada—. Me queda claro a quien amas realmente.

PENUMBRADonde viven las historias. Descúbrelo ahora