47. Decisión

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No sé si pasó un segundo, un minuto, una hora o toda la vida, no puedo salir de mi estado de letargo con el papel en las manos y las lágrimas desbordando de mis ojos ¿Marek?

El hombre que me subastó, el hombre que me ha tenido esclavizada por años ¿Él es mi padre? ¿Hasta cuando el maldito karma va a dejar de burlarse de mí? ¿Hasta cuando la vida me va a dejar de escupir en la cara?

No hay nombre de la madre pero ya no es necesario, sostengo la foto de Marie, esa maldita mujer a la que tanto odio es mi madre, por eso Kala la asesinó, por seducir a su esposo y embarazarse de él.

¿Por qué no me mató a mí? ¿No habría sido peor castigo para Marie perder un hijo más? No lo entiendo, no entiendo nada, nada de lo que me ha sucedido en los últimos tres meses tiene sentido.

Conocer al hombre mas hermoso y peligroso del mundo, irme con él y confundirme con sus misterios, enamorarme de sus cambios de personalidad y descubrir que son dos, enterarme que todo lo que vivimos fue una venganza de ellos, estar embarazada de ellos, permitir que Cinna cobrara su venganza para finalmente saber que mi amo y verdugo es mi padre.

¿Acaso puede haber algo peor de lo que ya he vivido? Estoy tan absorta en mis pensamientos que no me percato de la presencia de él hasta que me toma por el pelo y me levanta de la silla.

—¿Qué mierda haces en mi oficina Nath? —Alek zarandea mi cabeza de un lado a otro—. ¿Revisas mis cosas?

¿Sus cosas?

Si a alguien le pertenecen estas cosas es a mí, es mi maldito certificado de nacimiento, son mis fotos. La ira y el resentimiento explotan en mi interior cuando lo comprendo todo, todo lo que esto conlleva, él es mi maldito hermano y se ha atrevido hacerme las peores infamias.

Y no es el único.

—Suéltame hijo de puta. —Me deshago de su agarre y lo empujo—. Eres la peor bastardo del mundo Alek, Marek es mi padre, somos hermanos ¡HERMANOS! —Me abofetea dos veces bramando como un desquiciado.

—¡Mi padre no es tu padre no seas imbécil! —Trata de quitarme el certificado de nacimiento de las manos pero logro esquivarlo.

—Nathalie Mahmud, nombre del padre Marek Mahmud ¿Acaso también tiene un gemelo? —Instantáneamente caigo en cuenta de la estupidez tan grande que he dicho, suplico al universo que Alek no entienda lo que mis palabras significan?

—¡Dámela ahora! —Extiende la mano al frente esperando que le devuelva el papel. ¿Es que acaso me cree idiota para entregárselo?

—Vete a la mierda.

Corro hacia la puerta para salir y gritar a los cuatro vientos que somos hermanos, quiero ver que hace cuando los clientes que comienzan a llegar, los guardias y las esclavas se enteren de la porquería de ser humanos que son los dueños del Burdel, tener a su propia familia de esclava, es la mierda mas grande del universo.

Sin embargo mi intento se ve frustrado al sujetarme del corto cabello que ahora tengo, me arrastra de nuevo al interior de su oficina.

—No hagas estupideces Nath, no empeores tu situación. —Con un tirón de cabello me lanza contra e sofá de cuero marrón.

—Vas a tener que matarme para callarme.

—No me tientes.

—Hazlo. —Me pongo de pie y lo enfrento—. ¡Hazlo maldito cobarde! —La vena de su sien late con rabia contenida pero yo no pienso contener la mía—. Ni siquiera tienes los huevos para hacerlo, para lo único que te sirve lo que tienes abajo es para abusar de las esclavas y hacerles hijos de los que después quieres deshacerte.

PENUMBRADonde viven las historias. Descúbrelo ahora