1. Domm

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—Hora de levantarse, arriba, al baño ahora!

Gruño girando en mi cama.

El maldito Khan golpea su cencerro como todas las mañanas para despertarnos, como me gustaría un día quitárselo y golpearlo con él en los huevos hasta que lo odie tanto como nosotras y es que no hay nada peor que te despierte el sonido de esa mierda en tu oído cuando apenas has dormido unas cuántas horas.

Si de por sí mi humor natural es sombrío el imbécil este lo empeora con su existencia inmunda.

—Cherry levántate ya, tienes tu primer cliente en una hora, si no te apuras no vas a desayunar — amenaza Khan.

Imbécil.

Me levanto y arreglo mi cama, que este lugar sea un cuchitril no significa que yo deba dormir en uno así que procuro tenerlo lo más limpio y ordenado a pesar de las circunstancias.

Selecciono la ropa que utilizaré hoy, no es que tenga un gran guardarropa, solo tengo un atuendo de Burdel para cada día de la semana y dos para estar en La casa de las chicas, que es el lugar donde vivimos las esclavas, yo prefiero decirle la mazmorra, parece más eso que casa, las paredes viejas con pintura desgastada le dan un aspecto tétrico, a parte las escasas ventanas le dan un ambiente oscuro, no me quejo de eso a pesar de que a mí le falta un poco de sol.

Tengo una habitación, si se le puede decir así a la pieza de dos metros por dos metros donde tengo una cama diminuta, un viejo ropero, un mini tocador con silla y espejo.

Esta es la mejor habitación de la mazmorra, porque es individual y es la única que tiene ventanas hacia el bonito patio trasero de Saint Marie, es uno de los privilegios de ser Cherry.

Hay otras recámaras pero son compartidas por las chicas de status inferiores, agradezco dormir sola porque varias mujeres esclavizadas, humilladas y resentidas con la vida durmiendo en una misma habitación no es buena idea.

La peor zona es conocida como la cloaca, es oscura y húmeda, una gran habitación en donde debes pelear por un espacio donde dormir, es para las recién llegadas, mujeres secuestradas y compradas por Alek que aún no se han ganado un status dentro del burdel y al no generar dinero no tienen ningún tipo de beneficio, más que vivir.

Burdel Saint Marie es el prostíbulo más grande del mundo, vienen hombres de todos países a realizar sus más asquerosas fantasías, porque aquí cualquier parafilia puede llevarse a cabo. Cuando digo cualquiera es cualquiera.

Desde las más comunes como el voyerismo hasta las más horripilantes como la necrofilia, pasando por sádicos y masoquistas.

Los sádicos son los que más abundan, la mayoría de mis clientes lo son, es interesante y a la vez repulsivo ver cómo el hombre puede excitarse generándole dolor a una mujer, a mi eso me parece despreciable, aunque confieso que prefiero a los sádicos, no porque me guste, pero algunos me dejan tan maltrecha que para recuperarme debo descansar varios días.

Una vez me dieron tantos latigazos que me abrieron varios surcos en la piel de la espalda y estuve diez días recuperándome.

Diez putos días.

Han sido los mejores de mi vida, diez días sin la obligación de abrirme de piernas y de no tener que soportar manos, bocas y vergas asquerosas sobre mi cuerpo.

En otra ocasión me asfixiaron casi hasta la muerte, esa vez solo pude descansar tres días a pesar de mi garganta inflamada, pero de eso a nada me quedo con los tres miserables días.

Para mi buena, o mala, suerte soy un perra resistente y casi nunca me enfermo, ni siquiera en invierno cuando el frío en Saint Marie es insoportable, aquí aprendes a serlo porque las perras débiles terminan en la habitación nueve y nadie quiere eso.

PENUMBRADonde viven las historias. Descúbrelo ahora