Epílogo

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Un año después

Estrujo el periódico entre mis manos. La rabia y el dolor que laten en mi interior desde hace mas de un año, desde que me enteré de toda la mierda que giraba alrededor de mi miseria de vida era por su culpa no ha cesado, todo lo contrario, incrementa con cada día que pasa, con su recuerdo, con cada pesadilla, con cada lágrima que no puedo evitar que salga de mis ojos. Miro su foto en el papel, sonriendo despreocupado rodeando la cintura de la zorra, lo odio.

Ömar Al Qadar anuncia su compromiso de matrimonio con Nahid Sulaymani.

Reza el encabezado junto con una breve nota que narra la elegante cena de compromiso, aún a través de la imagen vacía puedo notar el brillo ilusionado en los ojos de ella.

Estúpida ilusa.

Si existe alguien mas hijo de puta en este mundo que Alek Mahmud ese sólo es Ömar Al Qadar, si ella cree que será feliz en su matrimonio de cuento de princesas alguien debe demostrarle que no será así.

Sus brazos me rodean la cintura y me pegan a su pecho, siento sus labios en mi coronilla, él siempre es tan tierno conmigo, me comprende y no me presiona, me siento bien a su lado, con el paso de los días he aprendido a quererlo, no como él desea pero si como un protector, como alguien que estará ahí para apoyarme y abrazarme en las noches de terror y dolor.

—¿Sigues atormentándote con eso? —Señala el periódico entre mis manos.

—No puedo evitarlo. —La amargura de mi voz lo hace suspirar ruidosamente.

—Mi Nathy. —Acaricia mis brazos—. Daría lo que fuera por sanar tu alma.

—Lo haces Domm, sólo que tomará mucho tiempo para que sane por completo.

Me giro entre sus brazos y lo estrecho a mi, me reconforta tenerlo cerca, su olor no se parece al de ellos, el olor que mas amo y odio en el mundo, sin embargo logra relajarme, apaciguar un poco el ansia de destrozar cuanto tengo a mi alcance con mis manos. Incluso he dejado de cortarme por días, la necesidad de dolor y sangre a amainado en los últimos meses y todo es gracias a él, a su cariño sincero y desinteresado.

—Vamos a desayunar. —Toma mi mano y salimos del estudio.

Blair entra en el comedor cargando a las mellizas, tan preciosas como cada mañana, Ava me extiende los brazos para que la cargue, su madre me la entrega y se queda con Farah para colocarla en su sillita de bebé, las gorditas ya se sientan a la mesa con nosotros mientras juegan con los palitos de manzana que su madre les pone en los platos de princesas.

—¿Como amanecieron las reinas de la casa? —pregunta Domm besando la cabecita de sus nietas.

—Muy latosas —contesta Blair a su padre—. Quiero llevarlas al parque ¿Me acompañas Nathalie? —Me da una mirada cautelosa.

Blair O'Connor la hija de Domm es una mujer amable, desde que llegue ha intentado hacerme sentir en casa como él, pero las constantes pesadillas que me atormentan y los deseos de mi alma oscura por autolesionarme la asustan. Ella intenta ser mi amiga pero a la vez creo que teme que algún día pueda hacerle daño a ella o a las niñas, jamás lo haría, esas pequeñas se han convertido en mi único motivo para sonreír.

—Claro Blair, me encantaría. —Intento sonreírle pero fracaso, las únicas capaces de robarme alguna sonrisa son esas hermosas niñas.

Ava es despierta, juguetona, le gusta ser el centro de atención y reclamar la vista y los mimos de todos los que la rodean, sus ojos marrones como los de su padre te atrapan e hipnotizan, es la bebé mas hermosa del mundo. Farah, ella es mi consentida, sus ojos azules y profundos de mirada serena e incluso triste me recuerdan a mi, ella no es tan despierta como su hermana, es tranquila y silenciosa, casi no llora.

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