—Cuando te dije que tomaras una ducha, me refería a una rápida —comenta caminando hacia la bañera.
—No pude evitarlo perdón, ya salgo.
—Si no quieres salir no te voy a obligar.
—¿Y si me acompañas aquí dentro? Hay suficiente espacio para los dos. —Se lo piensa y sonríe antes de sacarse la playera.
Me muerdo los labios viéndolo desvestirse. ¿Cómo logra Ömar volver una acción tan normal en un espectáculo digno de admirar? No lo sé, simplemente me quedo ahí apreciando ese cuerpo perfecto quitarse la ropa.
Se introduce en el agua frente a mí, ni tarda ni perezosa me acerco a él. Tomo el gel de ducha y comienzo a tallarlo por su cuerpo. Él cierra los ojos y me permite lavarlo.
—Llévame contigo por favor —murmuro en tono bajo—. Puedo ser buena compañía, te atenderé como nunca lo han hecho.
—Ya he dicho que no Cherry —responde sin abrir los ojos.
—Nath. —Los abre y me mira interrogante—. Dime Nath, es mi verdadero nombre.
—Supuse que tendrías uno, pero no quise entrometerme.
—Esperaré en donde te quedes, no me asomaré por la puerta siquiera, pero llévame por favor.
—Vamos a poner las cosas claras Nath, no quiero tratarte como una esclava, deseo que disfrutes de este tiempo, pero debes comprender y aceptar que solo estás aquí de paso y lo más importante, las órdenes las doy yo y no soporto los lloriqueos si no son en la cama.
Sus palabras y el tono gélido que usa son una bofetada a los sueños que me he estado formando y me ubican cruelmente en la realidad, empiezo a pensar que enamorar a Ömar va a ser una misión imposible, pero no dejaré de intentarlo, hasta el último segundo que tengamos juntos.
—Lo que ordene saydaa.
—No me digas así, no soy tu amo ni pienso serlo nunca —otra vez esa bofetada de realidad.
—Está bien Ömar, pero déjame complacerte el tiempo que estemos juntos.
—Eso si puedes hacerlo, de hecho es lo mínimo que espero de ti. —Vuelve a cerrar los ojos y recarga la cabeza en el borde de la bañera.
Continúo con la tarea de ducharlo, mis manos recorren milímetro a milímetro su cuerpo. Tomo su miembro y lo lavo meticulosamente igual que sus testículos, los tallo con fruición hasta que se yergue.
Por unos minutos los masturbo, deseo introducirlo en mi interior, desde hace tiempo y creo que en esta ocasión él no se negaría.
—¿Puedo? —cuestiono dudosa mostrándole mis intenciones de montarme sobre él.
Lo piensa unos segundo y asiente con una cabezada seca mirándome desafiante, como si pensara que no seré capa de hacerlo. Árabe aún no me conoces.
Me siento en sus piernas con las mías abiertas rodeándolo pero sin penetrarme.
Muevo la cadera despacio y mi sexo se frota con el suyo, mi vagina late de excitación y su falo también pero no lo introduzco. Veo sus labios gruesos entreabiertos exhalando un aliento cálido y con un ligero olor a alcohol.
—Bésame —susurro acercándome a sus labios.
Él no se mueve y cuando creo que por fin accederá al beso me esquiva ladeando la cara a la derecha. La furia se apodera de mí, levanto la cadera y me dejó caer fuerte sobre sus miembro, un espasmo de placer nos recorre a los dos. Beso su cuello al tiempo que balanceo mi cuerpo.
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PENUMBRA
Misteri / ThrillerTrilogía Oscuridad. Tomo 1 (Burdel) ¿Qué es lo peor que te puede pasar en la vida? ¿Ser una esclava sexual? ¿O enamorarte de alguien peligroso con un obscuro secreto que seguro te destrozará?