Capitulo -8

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Quería estar con ella, pero simplemente no podía, pues ella no tenía ni la más remota idea de quién era él en su vida. Podía decirle, pero .... ¿Cómo reaccionaria ella? Podía ser que aún más terrible de como él imaginaba, podía empeorar todo, podía acabar con aquella dulce sonrisa que siempre adornaba su delicado y bello rostro.

Apenas la vio con vida de nuevo, se alegraron todos sus sentidos, pero también se le revolvieron las ideas y los malos recuerdos. Si se veían ambos puntos de vista, tanto los de él como los de su compañero, cometieron errores al crear esa raza, pues en ningún momento les pasó ese simple pero significativo detalle. Los angeles son los que están detrás de todo, detrás de las deidades, detrás del progreso y detrás de muchos otros aspectos, muchos más de los que parecían.

Tener un sentimiento hacia una especie, era malo, pues para ver lo que en realidad es correcto, no hay que estar ni del lado del bien ni del mal, pues así se pueden ver las dos caras de la moneda al mismo tiempo, y ver lo verdadero. La neutralidad era eso, no ponerse de ninguno lado, crear y destruir sería un ciclo de vida, haciendo equilibrio entre ambos aspectos. Encariñarse con la vida era como ser rebelde en su raza, acción y sentimiento que nació en uno de sus hijos, dándole paso a una odisea que no se imagino. Pudo hacer detenido todo, si tan solo hubiera escuchado a Hana cuando ella le contó todo, pero se hizo de oídos sordos gracias a otros argumentos que le entregaron las ideas.

Ya habían pasado dos días en el mundo de Bills. Dónde él analizaba a través de su baculo a su esposa, buscando el problema.  Es ese instante estaba Hana en los jardines de el planeta de Bills, en compañía de Whis quien se mantenía a una distancia, atendiendo a Bills, quien estaba acostado en una hamaca a la sombra de un árbol. Whis no le quitaba los ojos de encima, pues se mantenía en alerta de cualquier problema que ella pudiera tener.

Estaba apreciando las rosas flores, viendo como una que otra especie de insecto merodeaba en esas flores. Cuando de pronto sintió como una mano le acarició el cabello, posandole una flor en sus largos cabellos.

- Señor Bills, no vaya a gritar - lo detuvo Whis poniéndole una mano en la boca al dios gato, para que no gritara tras ver a Daishinkan a la distancia - Es mejor dejarles su espacio - propuso Whis, dándole a entender a Bills que debían de ignorar la situación.

Hana puso una mano sobre esa flor, un poco confundida se volteo, para encontrarse con la mirada de Daishinkan.

- Gran Sacerdote ¿Que lo trae por aqui? Es un placer verlo - dijo haciendo una leve reverencia.

- Un asunto con el dios de la destrucción - dijo como excusa, pero lo que Bills no sabía es que no era cierto, lo que lo puso nervioso tras creer que era cierto.

Whis le volvió a poner la mano en la boca, evitándole que de verdad Daishinkan tuviera un asunto con él, a lo que Bills no le gusto que Whis le estuviera tapando la boca, así que lo mordió.

- ¡Ay! ¡Señor Bills, pero que salvaje! - dijo viendo la marca de los dientes de Bills en su mano.

- Tu empezaste - se defendió Bills.

- Pero que cruel señor - dijo para concluir la discusión.

A la distancia la pareja celestial, se encontraba entre las flores.

- Ya veo, pero creo que el señor Bills se encuentra por allá - dijo indicándole hacia donde estaban Whis y Bills.

- Lo sé, pero no preciso hacerlo de inmediato - le contestó con una sonrisa.

- ¿Por qué lo hizo? - le preguntó ella.

- ¿A qué te refieres? - le preguntó él.

- Poner una flor en mi cabello - le respondió Hana mientras se la quitaba para enseñársela.

- Pensé que allí luciría mejor - defendió Daishinkan con una sonrisa, para quitarle la flor de las manos y volviendo a ponerla en su cabello, ganado el sonrojo de parte de ella.

- ¿Por qué me dice esas cosas? - dijo echando pie atrás algo incómoda.

Le atemorizaba un poco Daishinkan, le atemorizaba como cuando lo conoció y debía estar en su compañía cuando empezaba su lazo sagrado. Era como repetir la misma situación para Daishinkan, pero en ella era la primera vez.

- Disculpa, no fue mi intención ofenderte - le ofreció disculpas él.

- No se Disculpe, Gran Sacerdote. Soy yo quien debe pedir disculpas, pues no tengo derecho de reclamarle nada - dijo haciendo una reverencia de disculpas ante él.

Daishinkan soltó un suspiro, pues sabía que eso iba a ser así, y no tomó en cuenta su reacción.

- Levántate, no preciso tus disculpas - dijo mientras mantenía las manos tras la espalda - dejemos el asunto de lado - propuso Daishinkan.

- Si es lo que desea - le respondió Hana.

- Es menester que me retire - dijo Daishinkan - Pronto estaré de vuelta - dijo para mirar hacia Whis, quien de inmediato volteo hacia él, le hizo una leve reverencia con su cabeza, y vió como su padre se iba en aquel espiral de luz y color.

- ¿Y no que tenía un asunto con el señor Bills? - se preguntó a sí misma.

Bills suspiro aliviado tras sentir como Daishinkan se había ido de su planeta, y de saber que no tuvo motivos para destruirlo.

- ¡Casi me da un infarto! - exclamó con una mano sobre su pecho.

- No exagere, señor Bills - le dijo Whis mirándolo con impaciencia - Como puede ver, ningún asunto tenía mi padre que tratar con usted - le señaló.

- Si pero por poco - dijo volviendo del susto, poniendo sus manos tras la cabeza para acomodarse mejor en su hamaca.

- Por poco usted lo provoca - le reprochó Whis, refiriéndose al grito que estuvo por soltar Bills, cuando él apareció, grito que lo pudo interrumpir de su asunto.

- ¡¿Que dices, Whis?! - gritó levantándose de un salto de la hamaca - Mereces que te haya mordido la mano - dijo apuntandolo con reclamo y enojo.

- Es usted un salvaje, señor. Se lo repito y lo aseguro - le dijo Whis.

Ambos se abrían paso a una discusión, cuando Whis noto que su madre se sentó en los escalones de aquella escalera, un tanto pensativa y depresiva. Él sabía bien que a su madre la movían principalmente los sentimientos, y la visita de su padre le pudo haber movido muchas cosas dentro se ella. Veía la flor que Daishinkan le dió, entre sus manos, como si fuera un enigma a resolver. Whis dejo a Bills discutiendo solo, para rápidamente dirigirse hacia ella.

- ¿Te pasa algo? - le pregunto inclinándose hacia el frente para verla un poco de cerca, pues así le quedaba mucho más baja.

- No... - se quedó pensando en la respuesta que le había dado a Whis, para luego reformularla - No lo sé - dijo en voz baja, sin despegar la mirada de esa flor.

- ¿Sientes algo malo? - le pregunto levantándole el mentón con la punta de sus dedos, para que lo mirara.

- No... - le respondió - Es más bien una extraña sensación - le explicaba - Pero no sabría cómo explicarlo, joven Whis - le dijo para levantar la flor hacia el rostro de Whis, para que la tomara.

Whis miro a la flor, y luego vió hacia los ojos de su madre, le sonrió, tomó la flor y se la volvió a poner en el cabello.

- Así se ve mejor, pero no le quita el protagonismo a esos ojos - le dijo con una sonrisa tierna, mientras ella lo miraba con los ojos llenos de luz.

Le agrado, le agrado estar por lo menos un momento con la madre de sus hijos, con aquella mujer que compartió su vida con él. Vio de nuevo esos tiempos en qué en ella inspiraba un poco de temor, pero también vio cuando se sonrojo, que su interior si lo recordaba, más no su mente. ¿Y si la hacía recordar poco a poco? Esa idea le pasó por la mente, y unas opciones se hicieron presentes para darle unas cuantas ideas de como ayudarla, pero habían un pequeño detalle, iba a recordar también lo que pasó aquel trágico día. Día en que perdió a seis de sus retoños por culpa de la incomprensión y su falta como padre de familia. Eso le partía el corazón y el alma, con solo imaginarlo, no iba a soportarlo, era mucho para ella,quien era movida por emociones.




Continuara...............

ImperfectaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora