Capitulo -25

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Se abrazo a su vientre con gran fuerza, como si con esa acción fuera a apaciguar su intenso dolor provocado por contracciones. Así como vinieron se fueron, dejándola volver a su postura normal, en ayuda de la pared logro levantarse. Whis no estaba cerca de ella, necesitaba su ayuda, mejor dicho le urgía su ayuda.

- Espera, no es momento - hablo para su pequeño con voz dulce y suplicante a la vez.

Más el niño era impaciente, de nuevo una contracción aún más fuerte se hizo presente, tan fuerte que un pequeño quejido de dolor escapó de su madre. No lo soporto, así que sobre sus rodillas cayó al suelo con fuerza brusca.

De nuevo se abrazo a su vientre, a ese pequeño que anhelaba nacer. Quedó en esa posición tan vulnerable y frágil en la cual fue cobijo de un dolor insufrible y punzante, que daba alegorías a las madres, reclamando a esas pequeñas crías como pedazo de alma que dejan en el mundo como una parte que con un intenso dolor se arrancan de el corazón.

- Whis - apenas y logro llamarlo tras materializar su baculo. Con voz frágil y susurrante pronunció el nombre de su hijo para que la socorriera en su martirio.

El ángel se encontraba cocinando para el dios gato cuando sonó su baculo. No lo escuchó, lo tenía apoyado contra la pared y su atención enfocada en lo que lo ocupaba. El brillo permaneció en su baculo para que se diera cuenta de el llamado, hasta que un par de minutos después noto que había alguien intentando establecer comunicación con él.

Ella le había dejado el mensaje en su baculo, así que solo le tocaba esperar a Whis. De rodillas soportando los dolores más grandes de su existencia, hasta ese nivel de dolor nunca había llegado, Daishinkan siempre le ahoraba los mártires a la primera contracción. Una más, la más fuerte de todas, la que le arrancó un grito entrañable, de lo más profundo de su ser y de su alma, se le arrebataba un pedazo de corazón, para convertirse en un hijo suyo, así se podría describir a esa acción tan hermosa que es dar a luz.

Un llanto agudo como un sueño fugas y frágil, tan dulce como la alegría, eso la hizo reaccionar de su trance.

- ¿Me necesitas? - Pregunto Whis al aparecer delante de ella.

Al aparecer se encontró con su madre con su recién nacido hermano en brazos, llorando anunciando que estaba vivo, exhalando por primera vez las exclamaciones de vida. Un niño que tantos años se mantuvo en pausa, anhelando nacer, anhelando a su madre, ahora sí tenía eso que todos sus hermanos tuvieron, derecho a nacer, exigió su vida en el vientre de su madre, y exigió nacer cuando quiso, sin esperar a nadie.

- ¡Por todos los cielos! - exclamó al darse cuenta de lo que pasó, con un tono femenino y exagerado.

Con un golpe de su baculo contra el suelo, que resonó en los pasillos a la distancia y haciendo un eco hueco, sano las heridas y todo daño que dar a luz le haya podido causar, además de otorgarle una manta a su nuevo hermano.

- ¿Te encuentras bien? -  pregunto Whis.

Hana no reaccionó a esa pregunta, solo mantenía su frente pegada a la de su hijo. Parecía frágil, a punto de romperse. El bebé ángel seguía llorando entre sus brazos y ella talvez quería llorar con él.

- ¡Él los mató! - proclamó en un tono desgarrador.

- ¿Quién? - Pregunto preocupado Whis.

- Tu padre, hijo. Él mató a tu hermanos - explicó a su hijo.

Todo parecía haber regresado a sus memorias, en un mal momento talvez. De golpe, como balde de agua fría para refrescar sus memorias tan cruel y repentinamente, con el recuerdo más duro de todos.

ImperfectaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora