Tu, eso dijo pero de nada le servía. Se lo dijo así mismo, no a ella, no a esa mujer que le arrancó suspiros dándole un sentido a su eterna vida, aquella vacía, sin sentido. Aquella vida que solo servia a otro ser, un sirviente, un asistente, un ser a las órdenes de su amo, aunque la ama de su corazón fuera ella. A ella le serviría, le regalaría hasta un ramo de lunas ¡No! Mejor un jardín de lunas, así nunca le faltaría la magia de su luz plateada. ¡Cuánto para decir! ¡Cuánto que deber callar! ¡Cuánto que aguantar! Todo un mundo idílico, ideal, un paraíso en el cuál el trazo mapas por si solo y estaba sellado a su paso. Aventurero de sus misteriosos caminos que dan a la milésima maravilla del multiverso. La primera, la única, la ideal, y a la vez la imperfecta, la que le dió cuerda a un corazón que pretendía ser imparcial, que pretendía ser frío y sin nada que amar.
- ¿Le pasa algo, Gran Sacerdote? - Pregunto la angel tras no tener respuesta alguna, además de ver la expresión perdida y vacilante que reflejaban esos ojos color lila.
Daishinkan se encamino hacia la orilla del balcón, pasando a un lado de ella pero sin mirarla, se sentó en la orilla, mirando en dirección hacia la vista de ese planeta, mientras le daba la espalda. Suspiró y tomo una postura más relajada, más libre, más natural, volteo levemente hacia ella y la llamo con la mirada.
Temerosa y cautelosa la pequeña angel se aproximó a ese ángel que resultaba ser su esposo, el que la despojo de sus ataduras y cadenas ficticias, aquellas que cruelmente la ataban al prototipo imperfecto de un angel.
- ¿Cuánto tiempo dura un segundo? - Pregunto al sentirla a un lado, pero sin siquiera mirarla.
- Aveses puede durar para siempre..... - contesto sin titubear.
Daishinkan rio enigmático, limpio y cortez. No entendió a qué se refería ella con "Para siempre" de hecho, ni siquiera sabía que respuesta buscaba exactamente a su pregunta.
- ¿A qué te refieres? - Pregunto tras analizar la respuesta y no entender a que se refería.
- Eso depende, Gran Sacerdote. Un segundo puede durar mucho en el recuerdo, siempre y cuando esté se mantenga vigente y añorado. Guardado con recelo y buscado para tener un para siempre por la eternidad - Explicó la angel, dando una filosófica y poética teoría de la duración de un segundo - Pero también hay segundos que duran eso, un segundo, pues no valen nada más que un segundo, un rato más en una vida vacía y sin sentido - añadió a su teoría del segundo eterno.
Daishinkan escucho atento a su explicación ¿Un segundo de verdad puede durar para siempre? ¡Claro que sí! En los recuerdos duran lo que uno quiera, mientras no se olviden. ¿Cuántos segundos eternos guardaba él? Sonrió tras preguntarse eso, tenía demasiados, tantos como para juntarlos y formar un día eterno, talvez más, quien sabe. Otra pregunta repentina invadió su mente ¿Cuántos segundos eternos guardaba ella? No guardaba muchos en sus recuerdos ¡Oh Dios! Ella no tenía eternidad en la memoria. Era de las que vivían vida vacía, pues tenía apartados los recuerdos, y no llenaban su lugar en el reloj de eternidad.
La miro de reojo, él sentado a la orilla de ese balcón, y ella parada a un lado de él. Según ella, nunca había visto a Daishinkan ser tan fluido y natural, tan relajado nunca. Había abandonado por ese instante la postura de gran señor que le daba un temple firme como fortaleza, dejando pasar de nuevo a una plebeya.
- Tienes razón, Hana - rio grácil y cándido al volver de sus pensamientos - Me gustaría un segundo eterno más....- añadió para concluir su frase tomándola del mentón y otorgarle un beso tierno y frágil a la vez, sellando ese instante, como un segundo más para añadir a su reloj de eternidad.
- Gran Sacerdote....... - reaccionó luego de que él se apartara.
- Eso pensé.....no hay cabida para recordarme en esa mente distorsionada - murmuró en voz baja para si mismo, pero no significaba que ella no lo hubiera escuchado.
- ¿Que quiere decir? - interrogó al escucharlo.
- Eres tu una forma de ser muy peculiar.... - comento eludiendo la Pregunta. Tenía las manos sobre el regazo, y de nuevo pero está vez con un gesto sutil con su cabeza, le pidió se acercara.
Ella obedeció a su rey, a aquel sujeto que mandaba por sobre ella, y la doblegaba con su poder sobre todos. Daishinkan cerro una de sus manos, formando un puño flojo y sin tensión, para luego abrirlo y liberar una luz que comenzó a levitar sobre su mano.
- Tiene parte de su energía - comento Hana al ver esa esfera de luz azúl palpitar en su mano como incesante corazón.
- En efecto, tienes razón - replicó Daishinkan quien miraba a la esfera con ojos tiernos, con ojos de padre - Es algo de suma importancia para mí progenie, es uno más - informo a su esposa.
- ¡Vaya! - exclamó con sorpresa - es otro hijo suyo - simplificó la formal explicación de él.
- Daishinkan soltó una sonora carcajada limpia pero leve - Es eso en pocas palabras.
- ¿Por qué no está dentro de su madre? - Pregunto con una ceja levantada en señal de curiosidad y duda.
- Es una historia inconveniente para esta conversación - añadió él, la tomo de una de sus muñecas y le poso a su hijo nonato en sus manos.
Hana sonrió tiernamente, dulce y cándida al sostener ese pequeño ángel, mejor dicho, una energía próxima a ser angel, puesto a qué estaba en pausa. Se sentía cálido, tibio y frágil a la vez, era una sensación única para ella, aunque en varias ocasiones la experimento. Extrañamente era algo agradable, parecía que su interior recordara esa sensación y le suplicara a gritos a las memorias, que vinieran a complementar ese sentimiento, pero nada.
Daishinkan puso sus manos bajo las de ella, ayudándola a sostenerlo adecuadamente. Él tenía las manos frías, mientras que su hijo era cálido. Eran dos temperaturas que hacían un choque entre sus sentidos y la razón.
- Es muy pequeño - declaró Hana pocos segundos después de tenerlo entre sus manos.
- Necesita crecer, solo que no puede - comento Daishinkan levantando al nonato angel de las manos de Hana.
¡Al carajo! Ya ninguna advertencia le importaba, quería a su esposa se vuelta y lo iba a hacer. Se pondría bajo las consecuencias, él era Daishinkan nada era imposible para él, así que podría manejar cualquier cosa que a ella le ocurriera, después de todo, manipuló el diseño de Hana para que sus hijos fueran perfectos. Se pondría bajo las consecuencias más grandes, su rechazó, pues de seguro no le iba a perdonar lo que hizo ese día.
Daishinkan acercó esa esfera lentamente a él vientre de ella, le colocó la mano allí y lentamente y perdiéndose en un brillo celeste-amarillo se adentro a ella, volviendo así a él lugar de donde nunca debió ser arrebatado, de su madre. Se sentía cálido cuando entro, un sentir tibio que se esparcía en su ya varias veces fecundado vientre, el cuál fue progenitor se muchos ángeles.
- Cuídalo tu ahora - indico Daishinkan - cuídalo por mi, por favor - suplico a la confundida angel que miraba como este le acariciaba el vientre sutilmente.
- Pero..... Gran Sacerdote.... Su hijo nacerá imperfecto - reaccionó en un tono titubeante, pausado entre palabras.
- No lo será, no hay de que preocuparse. Yo me he encargado de eso, no hay dilema - dijo con una leve sonrisa. Se levantó y despidió para marcharse.
Ella solo obedeció, como siempre debía hacer lo que los superiores le dijeran, aunque su interior le dijera que eso quería pero nada de eso sabía. Se abrazo a su vientre, no sabía que pensar y eso solo la confundía aún más.
Era como la vez que la conoció, él pidiéndole fuera madre de sus hijos, y ella subestimando su ser con el perjuicio de ser imperfecta, para al final acceder a todo como una orden.
- Eres mío, aunque de él - le dijo a ese pequeño ángel que apenas reanudaba su pausa para seguir aquel camino que hace millones de años abruptamente fue interrumpida.
- Veo que lo hizo, Gran Sacerdote - acuso Adriel quien lo esperaba en el templo Zen - espero que esté tomando sabías decisiones, mi señor.
Daishinkan suspiro ante ese comentario, Adriel tenía razón, pero la suya estaba nublada y no seguía a la cordura.
- No he tenido opción.......
Continuara ..................
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Imperfecta
FanficDe ella algunos dicen que era imperfecta, otros que fue una gran madre ¿Que es de esa ángel? Aquella mujer que tuvo el honor de llamarse la esposa del Gran Sacerdote. ¿Quien era? ¿Dónde está? ¿Que le paso? Aquella dulce mujer, con el misterio de el...