La costumbre es buena, aveses. Es la cotidianidad la que es penumbrosa, talvez él vivía en lo cotidiano, la rutina de servir, entretener y animar a Zen oh Sama. Más que todo era el bufón, que sacaba trucos de su maleta de iluciones fantásticas para entretener una mente hueca e inmadura, para no causar catástrofes multeversales. El mimo de una obra teatral, donde el show es presenciado por un cruel amo que se oculta detrás de un niño inocente, mientras sus obras son la personificación de la diversión. Hablaba ¿Pero quién iba a escucharlo? Sonreía ¿Pero quién iba a sonreír con él? Más importante, asistía ¿Pero quién iba a asistir a su sangrante corazón que añoraba anestesia?
¡Auxilio! ¡Emergencia!..... Muere un corazón ¡Se desangra!.... Pero no pido ayuda para él, la pido para otro que vive en amnesia. Se le ha olvidado la cura de el mío, y así no funcionamos.
Gritaban sus entrañas que suplicaban por desfibrilador, para reanimar con un choque.3, 2, 1, ¡Choque!.... ¡mejor traigan flores y un ataúd! esto no pinta maravillas. Diagnóstico... Muerte por sobredosis de dolor.
A eso iban ambos, a colisionar contra un muro de pesares, a una velocidad de más de 100 Dolores por hora. El desastre era inminente, no había manera de evitarlo, ¡Que más da! Peor no tenerla, Aunque el precio de tenerla hoy, era una cuota de latidos arrebatados por temerarios recuerdos que ella recordaría como avalancha de pesares.
- ¿Costumbre? - repitió él ante escuchar sus palabras.
- Si, siento que fuera su lugar estar allí dentro - explicó refiriéndose al pequeño ángel que crecía en sus entrañas.
- Talvez siempre lo fue, como también puede ser que sea casualidad - declaró Daishinkan ante esa explicación.
- ¿Puedo hacerle una pregunta? - pidió a Daishinkan.
- Dime......
- ¿Por qué lo hizo? - interrogó sin más palabras y sin dudar por un instante.
- ¿A qué te refieres? ¿A la forma de vida que crece en su interior? - contraatacó él con un par de preguntas.
- No me refiero a eso, usted ha de saber a qué me refiero - respondió llenando su temple en una fas sería.
- No se a que te refieres - contesto ante éso - no existe nada más que yo haya podido llevar a cabo, que a ti deba explicación.
Talvez nada que él suponga que ella recuerde. Habían una que otra cosa que debían explicación a ella, pero claro, todas cosas del pasado ¿Quien iba a creer que una orden puede más que un padre? El padre creía éso, además de las leyes defendían eso, después de todo, Daishinkan debía acatar las órdenes de Zen oh Sama, y él ante Zen oh Sama no era más que un vil sirviente.
- Si usted lo dice..... - concluyó ella ese tema, puesto a qué en sus gestos se veía el disgusto que esa temática le causaba.
El crío que llevaba Hana en sus entrañas, tenía un tiempo de gestación muy corta, si se pudiera comparar a un bebé mortal, se diría que unos 3 meses, aunque un ángel no se desarrolla de el mismo modo.
Daishinkan saco una de sus manos de detrás de su espalda, para llevarla al vientre de su esposa. Con solo ponerla allí, hizo algo con su poder, para provocar algo genuino y sin comparación. Ese pequeño ángel, por primera vez se movió en su vientre, haciendo así, que ella sintiera a su hijo en su esplendor.
- ¿Que.. que hizo? - Pregunto asombrada y confundida tras sentir a su pequeño moverse.
Miraba la mano de Daishinkan sobre su vientre, mientras en feto se movía un poco. La sencillez y a la vez la tenue agitación que dentro de sus entrañas sintió, le trajo un dulce trago de maravilla a su inocente mente. Era indescriptible, una vida creciendo en un ángel, parecía mentira, ilusión y hasta ficción, pero era tan real como lo que le pregunto a Daishinkan hace solo momentos antes de eso.
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Imperfecta
FanfictionDe ella algunos dicen que era imperfecta, otros que fue una gran madre ¿Que es de esa ángel? Aquella mujer que tuvo el honor de llamarse la esposa del Gran Sacerdote. ¿Quien era? ¿Dónde está? ¿Que le paso? Aquella dulce mujer, con el misterio de el...