Impacto, asombro, impresión, eso sintió Whis al escuchar esa pregunta. No existía otra palabra para definir lo que su temple reflejaba, más que desconcierto. ¿Puede recordar?, ¿Puede ser que todo haya vuelto a su mente? Talvez si, pero no entendía el por qué no estaba rompiendo en llanto o menos destrozada.
- ¿No me entendió, joven Whis? - Pregunto en cuanto vio la expresión de el ángel.
Ambos estaban caminando por los jardines, en dirección hacia el castillo de nuevo. Justo cerca de la puerta, surgió la situación.
- Por su puesto, si he entendido - aclaro en angel a su madre. No sin dejar de lado el asombro, estaba curioso y ansioso por lo que sucedía.
- Entonces, ¿Cuántos de sus hermanos han perecido? - volvió a interrogar, está vez con un temple más serio que anteriormente mostró.
¿Que podía decir? Muy fácil, la verdad. ¿Cómo iba a reaccionar ella? Atenerse a las consecuencias, eso era lo único que el ángel podía esperar en ese momento.
- Seis de mis hermanos han perecido - contesto directo y sereno, como si esperara una ola de lágrimas saladas de parte de ella.
El silencio invadió el espacio por un momento, Hana no respondió nada ante esa información, en cambio tenía una expresión pensativa, como si reflexionará algo al respecto. Su mirada se dirigió al orde de su baculo, lo acercó a su rostro y aparto la mirada de el, para dirigirla hacia Whis.
- ¿Fué culpa de el Gran Sacerdote? - murmuró en un tono muy suave y a la vez tímido. Era como si no le quisiera comentar eso a Whis.
- No, para nada - defendió Whis mirándola fijamente, mientras por dentro el pánico lo invadía - ¿Por qué lo crees así?
- ¿Fue culpa de alguien más? - evadió la Pregunta de Whis con otra, volviendo a tener la expresión sería y firme.
- Nadie tuvo la culpa, más ellos mismos - aclaro Whis en un tono serio y firme, tragandose el amargo recuerdo de esa situación.
- Pero..... Yo lo ví - murmuró para si misma, mientras veía a Whis darse la vuelta para seguir adelante.
Con esa acción de seguir el camino, Whis dió a entender que la charla estaba cerrada. Un acto de indolencia si se ve con ojos terceros, pero si se veían con los ojos de hijo, se podía ver qué solo estaba tratando de no confundir a esa mente que estaba armando un rompecabezas con trozos de memorias y fragmentos de alma rota.
La culpa no la tuvo nadie como dijo Whis, o al menos eso pensaron todos, más ellos no vieron lo que Hana vio, no escucharon lo que Hana escuchó, y mucho menos tenían ese instinto maternal.
Suspiró al ver a Whis dejarla atrás y con las dudas, así que dijo una última cosa respecto al asunto.
- ¡Ellos no merecían esa condena! - grito haciendo detener el pasó de el ángel.
- No puedo decir si era merecido o no. Eso solo lo decide Zen oh Sama y lo hizo, el decidió y no podemos ir en su contra - se limito a decir. Era todo lo cierto, ellos no cuestionaban, solo servían, así que si Zen oh Sama decía algo, era ley.
Por un tiempo se cuestionó esas leves nociones de recuerdos y todos decían siempre lo mismo. Zen oh Sama decide, nosotros no cuestionamos órdenes, nosotros no juzgamos, somos neutrales. Todo siempre igual, las mismas leyes que cumplir, simulando sonrisas corteses, adornando una mirada sería en sus rostros y tapando los agujeros de sus corazones, con órdenes para que no haya fugas de emociones.
Se acostumbro a sentir a su hijo moviéndose, pateando y quién sabe, posiblemente jugando allí dentro. ¿Que tan feliz era ese pequeño ángel? Talvez mucho, quizá no lo sabía, puesto que no sabía que le esperaba una eternidad fría neutra y prisionera de las leyes. Lo que la hacía Ponerse un poco triste, no podía evitarlo, ese pequeño ángel estaba sin preocupaciones allí dentro, para un día dejar el cobijo tibio de su vientre, para llegar a un mundo frío dónde será obligado a cerrarse.

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Imperfecta
FanfictionDe ella algunos dicen que era imperfecta, otros que fue una gran madre ¿Que es de esa ángel? Aquella mujer que tuvo el honor de llamarse la esposa del Gran Sacerdote. ¿Quien era? ¿Dónde está? ¿Que le paso? Aquella dulce mujer, con el misterio de el...