Capitulo -32

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Al descubierto, así se sentía en su totalidad. Mucho cuido y guardo los detalles de ese accidente. Un accidente del cual no pensó salir beneficiosa. Ahora pánico quedaba recorriendo en sus venas, sabía de lo que sería capaz Daishinkan si se enteraba, además de Zen oh Sama. Delante de ella tenía a su creador preguntando por su error más grande y tenía claras las evidencias. Mucho tenía con que señalarla como involugrada en el evento. Misterioso fue que Hana volviera a la vida y posiblemente Leiko sabía el por qué.

- Yo...Yo. se equivoca, yo no tengo nada que ver - respondió cambiando lo que iba a salir de sus labios.

- ¿Te atreves a cuestionar mis palabras? - levanto una ceja con reproche - te he preguntado y exijo respuestas - demandó con severidad.

No estaba nada contento con lo que acaba de descubrir respecto a ella. Siempre fue uno de los angeles que resaltaron gracias a su eficiencia, uno de los que más perfectos resultaron.

Leiko vio como Adriel se levantaba en enojo cada vez más. Estaba totalmente acorralada, lo que dijera sería desmentido por él, y razones no le faltaban. Suspiró hondo para develar aquello que él quería escuchar. Se condenaría por eso, pero que más da, si o si sería descubierta.

- Se llama esfera de contención. La cree a base de mi energía - confesó en un tono resignado y regañado a la vez.

Sabía que vendría todo aquello lo que odiaba, los reproches de superiores. Morderse la lengua ante todo lo que estaba próxima a escuchar y todo lo que tenía que confesar. Eso le tocaba.

- ¿Que has hecho? - pregunto ante la respuesta falta de detalles que ella le dió.

- Era para él, pero la uso con ella. Yo no quería que él desapareciera, pero Hana tuvo que meterse por él y acabo todo mal - respondió con incoherentes declaraciones faltas de mucha lógica. La verdad le costaba demaciado confesar.

- Explícate, no me sirven tus incoherentes declaraciones - reclamo con un tono fuerte y atemorizante - ¿Que es esa esfera y con que propósitos la has creado?

Ante el tono que Adriel uso con ella, Leiko se arrodilló para confesar. Cuando un superior usaba esos tonos y esos reclamos ante sus inferiores, sabían bien que todo andaba mal y debían doblegarse como los inferiores que eran. Con la cara agachada como la acusación la obligaba.

- Como su nombre lo dice, contiene la energía espiritual. El espíritu. Lo reserva de el cuerpo y es liberado cuando se pretende liberarlo o cuando se rompe - explicaba Leiko - lo creé con el propósito de resguardar un alma. Claro, no pretendía ser la de Lady Hana - intentaba excusar sus actos, pero posiblemente lo que era principalmente era peor.

- Tu no tienes el poder Para ese tipo de estrategias. Los únicos con esas capacidades somos Daishinkan y yo, además de....

- Los hijos del Sacerdote - Leiko termino de decir ma frase por él.

- Si, lo sé. La verdadera pregunta es ¿Quien de todos los hijos de Daishinkan ha ayudado con tal falta? - reclamo severo. Las respuestas que Leiko le otorgaba, solo lo hacían arder en irá cada vez más. Muchas faltas a la ley se estaban revelando.

- Camelot... - denunció el aliado de su idea - le pedí su ayuda antes de que fuera borrado. Él no sabía el propósito de la esfera, solo quería ayudarme como última acción en su vida.

Cómo siempre moviendo los hilos para lograr objetivos sin romper directamente la ley, en eso era especialista. ¿Que había realmente detrás de sus pretenciónes? Talvez un acto que era lo que más detestaba, una Imperfección.

Hana había mandado a llamar a sus hijos, al menos esos seis que salían de normas.  Los seis angeles dejaron por un momento sus puestos para atender el llamado de su madre. No sabían que pensar respecto a la posible causa del llamado de esta. Ya se lo suponían, pero preferían esperar a ver qué tan severas eran las causas y consecuencias.

ImperfectaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora