SAGA TABÚ 1 : INSACIABLE [+21]

VEINTE

[MARATÓN SORPRESA 1/12]

"Mi primera vez"

Al adentrarnos en el ascensor, me vi con la sorpresa de Ezra pulsando la ante penúltima planta del edificio, dándome a entender sin palabras de por medio que ahí nos dirigíamos.

Mis nervios hicieron estragos en mi bajo vientre, como si mi cuerpo fuera mucho más consciente de lo que se venía que mi propia mente, por aún permanecer perdida en el repaso de la mágica velada que Ezra me había proporcionado.

Donde no solo pude deleitarme con su profunda y cautivante voz, así como disfrutar de su compañía, sino también, conocer un poco más al hombre que parecía dispuesto a continuar aferrando mi mano.

Ezra me dio a conocer diversas partes de él, aún cuando era consciente todavía me faltaba mucho por conocer o comprender, él se había abierto a mi, mostrándome la aún carismática y agradable juventud de la que disponía, a pesar de ser intimidante por la profundidad con la que te podía contemplar, a parte de su aura autoritaria, apreciabas lo que contemplarías en un hombre joven de unos veinticinco años con su vida siempre fielmente planificada, a merced de lo que sus padres deseaban para él.

Se podía apreciar ese aire despreocupado que compartía con Conrad, armonizando así muy posiblemente la amistad que los unía y la facilidad con la que podían sentirse uno solo.

Conociendo lo poco que conocía de Conrad y ahora de Ezra, no se me hacía complejo la posibilidad de ambos compartiendo en el pasado las parejas que se les presentara, así como la disposición a coexistir en vez de experimentar por su propia cuenta.

Como si inconscientemente no pudiera haber un Conrad sin un Ezra o un Ezra sin un Conrad.

Ambos tenían esa amistad donde se complementaban de una forma real, con sus desacuerdos y percances, aunque posiblemente ante la juventud de Ezra, Conrad se había visto "forzado" a adquirir una cierta postura protectora alrededor del moreno. Algo que no pasaba por alto para alguien como yo, propensa y experimentada a contemplar y analizar desde el silencio a quienes me rodeaban.

Como el extra que se memoriza los guiones, pero en el que nadie recae, pues es eso, un simple e insignificante extra.

El ascensor emite un pequeño y sutil sonido, antes de que las puertas comiencen a abrirse, indicándonos que hemos llegado a nuestro destino.

Ezra me insta, a través de nuestras manos entrelazadas, a salir del ascensor y avanzar por un largo y ancho pasillo, de paredes cubiertas de paneles de madera oscura, donde se divisan inmensas puertas blancas incrustadas a lo largo del pasillo.

Su estética es minimalista y moderna, tal cual lo que he podido apreciar del interior del edificio, donde las formas juegan sobre las lámparas que cuelgan a lo largo del pasillo, en esos altos techos dignos del edificio más caro de Manhattan.