SAGA TABÚ 1 : INSACIABLE [+21]

VEINTISIETE

[MARATÓN SORPRESA 8/12]

[Contenido +18]

"Retazos de realidad y fantasía" Parte 5

— No.

La mano de Levian impidió mi intento de salirme de su regazo.

Necesitaba alejarme por completo de él antes de cometer un vergonzoso acto como aquel. Si quiera podía mirarle a la cara mientras esperaba se apiadará de mí y me dejara salir de encima suya.

— No era una petición... Quiero que te toques Davinia, quiero que te corras estando sobre mi... Tú viniste a mí, dame algo a cambio, Ángel.

Y lo peor de todo es que quería, quería hacerlo, quería hacer un estropicio sobre sus caros pantalones de traje, quería sentirlo bajo mía, duro, mientras me corría pensando en todo esto, pensando en él, pensando en la locura que me hacen hacer.

Su nariz acaricio mi oreja, mientras la mano en mi vientre que había impedido mi retirada, me empujaba de vuelta hacia atrás, pegando mi espalda a su pecho, mi cabeza contra su hombro y notando así no solo el bulto que comenzaba a formarse bajo mi trasero, sino la respiración pesada de ambos.

Miré de reojo a Levian, quien contemplaba aún la pantalla del ordenador, como si realmente estuviera atento a eso.

Si tuviera ya los resultados de la prueba... Levian estaría follándome sobre su escritorio.

No tenía que decírmelo, podía sentirlo en la tensión que embriagaba su atractivo rostro, como las venas en su cuello se marcaban y ante la dureza rígida de su cuerpo bajo el mío, rodeándome, haciéndome sentir tan pequeña y pecadora.

— Levian... — Trague grueso intentando centrarme, alejarme del pecaminoso deseo de complacer su orden, su mandato — Yo no...

Levian apartó su vista de la pantalla y me enfocó, derritiéndome en el acto.

— Lo sé Davinia, Gratia me lo comentó... y quiero que lo intentes, quiero que en este momento gastes toda esa energía caprichosa que enfocas en ocuparte, para complacerte... aquí, sobre mí...

Ni siquiera me di cuenta de cómo mis caderas se movían contra su dureza en un muy sutil vaivén hasta que su mano en mi vientre hizo mayor presión, dejándome ahí, quieta.

— La fal...

No me dio tiempo de terminar mi intento nulo de queja, Levian me había instado a levantarme, dejándome entre sus piernas para alcanzar el cierre de mi falda. Mis manos automáticamente cayeron frente mía, sobre el escritorio, buscando el sostén que mis piernas me negaban.

Mientras el calor se intensificaba por mi cuerpo hasta invadir mi rostro, mis músculos se relajaron sutilmente instándome a mantener la calma al sentir que Levian no movería mis bragas de su lugar. Aún cuando el fuego lamía cada porción de mi piel al ser consciente de como Levian tenía en primera plana mi trasero enfundad en esas pequeñas y sencillas bragas, pude mantener cierto aporte de valentía ante el deseo morboso de experimentar lo que me había soltado.