[MARATÓN SORPRESA 6/12]
"Retazos de realidad y fantasía" Parte 3
Desde que Conrad tuvo que retirarse con cierto apuro, no antes de tener una escueta conversación con Levian en la puerta de su despacho, me había limitado a permanecer en el despacho de Conrad.
Recogiendo las sobras del desayuno, indagando entre los pocos libros que formaban uno de sus grandes estantes al costado del despacho, tomando asiento en su sillón y sonriendo como una niña pequeña que finge tener el poder y la autoridad que el dueño de ese lugar posee.
Había estado empujando, alejando lo mayormente posible, aquello por lo que en parte había aceptado quedarme aquí, en espera de Conrad.
Eso que por fin me atrevía a llevar a cabo, tras salir del despacho de Conrad y desfilar hacia el frente, donde la puerta cerrada del despacho de Levian se ubicaba.
Como si inconscientemente pusiera mucha más distancia conmigo que los metros que separaban sus despachos.
Levian me intimidaba, pero quería conocerlo, conocer parcialmente lo que me ofreciera su estoico y diplomático ser.
Así que, dándome fuerzas, alce mi puño sobre la puerta de su despacho, dando unos pequeños toques, pareciendo casi el huidizo y temeroso golpeteo de los piececitos de un roedor.
Cuando me disponía a retomar la acción de golpear la puerta con algo más de firmeza, la voz gruesa de Levian se deslizo desde el interior del despacho, haciendo retumbar cada extremidad de mi cuerpo y alentar una nueva ola de nerviosismo.
— Pase.
Aclarando mi garganta y tragando con pesadez el nudo que se solidificaba en esta, me vi moviendo el manillar de la amplia puerta, para finalmente abrirla.
No pase por completo, más bien impulse a mi cuerpo a asomarse por el hueco que había abierto de la puerta, topándome con la seriedad regia de Levian, contemplando las vistas de su despacho mientras escuchaba atentamente lo que le estuvieran comunicando a través de su móvil.
Levian se giró sutilmente en mi dirección, embriagándome con su elegante porte, donde volvía a portar su elegante corbata de un apagado gris, manteniendo aún la ausencia de su americana, facilitándome así el disfrute de su camisa blanca ciñéndose a su marcado y amplio tórax.
La mano en su cadera atrapo mi atención, pues con un simple gesto me insto a adentrarme del todo a su despacho.
Acción que hice a pesar de ver como retomaba su enfoque en el paisaje urbano.
Cerré la puerta tras mía, sin retirar mi atención del intimidante y esbelto hombre, quien, a diferencia de mí, no recayó en mi presencia al permanecer centrado en aquella llamada.
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SAGA TABÚ 1 : INSACIABLE [+21]
RomanceLas palabras sobran cuando el deseo arde. Yo soy Tabú. Soy aquello que está mal... el deseo sediento de más. Yo soy insaciable. Y aquí estoy, invitándote a pecar. ¿Lo dejarás pasar? ADVERTENCIA: Esta novela trata temas, escenas y contenido para un p...